Última actualización: 31 de octubre de 2023. Suele decirse que el ser humano es el eslabón más débil de la cadena de seguridad. La ciberdelincuencia lo sabe y se aprovecha de ello. En muchos casos, las víctimas caen en sus redes debido al tecnoestrés. Por ello, conviene conocer sus causas. Y no menos importante, saber cómo prevenirlo.
¿Qué es el tecnoestrés y cuántos tipos hay?
Como revela su denominación, el tecnoestrés significa estrés tecnológico. En cuanto a su definición, se remonta a 1984. Ese año, el psiquiatra estadounidense Craig Brod se refirió a él como una enfermedad generada por la falta de adaptación a las entonces emergentes computadoras.
Ya en la década de los años 90 del siglo XX, Michelle M. Weil y Larry Rosen dedicaron un libro a dicho término. En él, concluían que el estrés tecnológico estaba causado por el cada vez mayor uso de los teléfonos móviles y del correo electrónico.
Y a principios del siglo XXI, la investigadora Marisa Salanova lo definió como un estado psicológico negativo asociado a la utilización presente o futura de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Los expertos clasifican el tecnoestrés en tres tipos:
- Tecnoansiedad. Consiste en una activación fisiológica no placentera provocada por la resistencia a hablar o pensar en las TIC. Del mismo modo, estas últimas pueden generar miedo, ansiedad y pensamientos hostiles.
- Tecnofatiga. Asimismo, un abuso de las TIC y del consumo de información se traduce en cansancio. Y también en agotamiento mental y cognitivo.
- Tecnoadicción. Finalmente, una utilización excesiva de las TIC es causante de dependencia tecnológica.
Causas del tecnoestrés
En cuanto a cuáles son los motivos que dan lugar al tecnoestrés, los especialistas observan, como ha quedado de manifiesto en el apartado anterior, que el estrés tecnológico se manifiesta cuando las TIC representan una barrera o se hace un uso excesivo de ellas.
Explicado de una forma sucinta y esquemática, las siguientes son, a juicio de los expertos, las principales causas que originan estrés tecnológico:
- Gestión de un gran volumen de información. Un ejemplo de ello es manejar muchos documentos (Word, PDF, Excel…) al mismo tiempo o tener varias pestañas abiertas en el navegador web.
- Uso excesivo de dispositivos informáticos. Es algo bastante habitual en numerosos trabajos: utilizar simultáneamente computadoras, tabletas y celulares; y hacerlo, además, durante mucho tiempo. En algunas ocasiones, ese uso desmesurado se traduce en phubbing o ningufoneo. Al respecto, en Segurilatam ofrecemos unos consejos para prevenirlo. Y explicamos cuándo es aconsejable desconectar del móvil.
- Prisa en la ejecución de las tareas. Una de las características de la sociedad actual es la necesidad de dar respuesta, de manera inmediata, a muchos requerimientos. A ello se suma la carga de trabajo que sufren muchos empleados y trabajadores autónomos, que se traduce en intentar ejecutar sus tareas lo antes posible. Situaciones, todas ellas, que generan tecnoestrés.
- Presión por estar siempre disponible. Las TIC han facilitado la flexibilización del trabajo, de tal forma que no sea obligatorio estar siempre en una oficina presencialmente. Pero ello conlleva que muchos jefes y clientes demanden que sus subordinados y proveedores estén siempre disponibles telemáticamente. Algo que genera estrés en estos últimos.
- Adicción a redes sociales, videojuegos o búsqueda de información. Interactuar continuamente con las redes sociales, dedicar mucho tiempo a los juegos en línea o buscar información impulsivamente a todas horas en los navegadores web también es origen de estrés tecnológico y, como ya se ha comentado, ciberadicción.
En lo referente a los tipos de trabajo, modalidades como el teletrabajo o home office y el smart working son, claramente, generadoras de tecnoestrés al depender del uso de las TIC. Además, quienes las practican suelen dedicar más horas a su actividad que las contempladas en una jornada laboral.
Consecuencias del tecnoestrés
Respecto a las consecuencias de este tipo de estrés, si bien ya se han mencionado algunas, son muchísimas. A grandes rasgos, las mismas pueden agruparse en dos grandes grupos de síntomas: físicos y mentales o psíquicos.
- Síntomas físicos causados por el estrés tecnológico. Abarcan desde los propios del síndrome del oficinista (sobre todo, dolores de cuello y cervicales) hasta otros como incremento de la frecuenta cardíaca, dolor de cabeza, fatiga crónica, etc.
- Síntomas mentales y psíquicos ocasionados por el tecnoestrés. Aquí se concentran manifestaciones como apatía, cambios de comportamiento, depresión, irritabilidad, llanto…
Los citados son sólo unos pocos de una gran variedad de síntomas. En muchas ocasiones, los mismos acaban convirtiéndose en un problema personal muy serio para quienes los sufren.
Y también en el ámbito laboral si terminan traduciéndose en absentismo, baja productividad o mala organización, insatisfacción con las tareas que deben realizarse, etc.
Consejos para prevenir el estrés tecnológico
Prevenir el tecnoestrés redundará en un mayor bienestar físico y mental. Y este último, a su vez, contribuirá a que estemos más atentos cuando usemos las TIC, minimizando así los riesgos cibernéticos. Para combatir el estrés tecnológico, se recomienda poner en práctica los siguientes consejos:
- Saber desconectar de las TIC es el primer paso para no depender de ellas.
- En el supuesto de practicar teletrabajo o smart working no es recomendable trabajar con las TIC más horas de las necesarias.
- En horario laboral es importante establecer prioridades. No todas las llamadas telefónicas, correos electrónicos o mensajes deben atenderse con inmediatez.
- Fuera del horario laboral se debe evitar responder llamadas, emails o mensajes relacionados con el trabajo.
- En el caso de no estar familiarizado con el manejo de un dispositivo o herramienta tecnológica, lo mejor es solicitar ayuda a un superior, compañero o conocido.
Junto a estos consejos, para combatir el estrés tecnológico es interesante recurrir a técnicas de relajación o meditación, llevar una dieta saludable, practicar ejercicio y dormir bien.
En resumen, el tecnoestrés es una de las grandes enfermedades del siglo XXI, puesto que afecta a millones de personas en todo el mundo. De ahí que sea importante saber qué es, cuáles son sus síntomas y consecuencias, y, no menos relevante, qué se debe hacer para prevenirlas.
Gracias a ello, disfrutaremos de una vida más saludable y estaremos más despejados y concentrados al interactuar con las TIC, lo cual se traducirá en menos errores humanos que puedan ser aprovechados por los ciberdelincuentes.
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