Según una encuesta del Foro Económico Mundial, la desinformación, los eventos climáticos extremos, la polarización social y las ciberamenazas son los cuatro principales riesgos globales a corto plazo. De todos ellos, a grandes rasgos, ¿cuál cree que es el mayor desafío para los departamentos de Seguridad Corporativa de organizaciones del sector turístico como Norte 19?
El principal riesgo son las ciberamenazas. De hecho, la inversión global en ciberseguridad creció un 10% en el último año. No obstante, trabajar contra las ciberamenazas es posible para las empresas. La capacitación, prevención, detección y reacción son las claves a seguir para reducir el riesgo de exposición ante los principales tipos de ciberataques.
Por otro lado, y no menos importante con la finalidad de mejorar la resiliencia de la organización, es necesario considerar las implicaciones del cambio climático. El concepto de riesgo asociado al cambio climático ha tomado gran relevancia en los últimos años, dada la magnitud que puede tener como consecuencia del incremento en la frecuencia y magnitud de fenómenos meteorológicos extremos.
En este sentido, de acuerdo a nuestro análisis TCFD (grupo de trabajo sobre divulgación de información financiera relacionada con el clima), hemos identificado los siguientes eventos climáticos extremos: sequías, estrés hídrico, ondas gélidas, precipitaciones e inundaciones y ondas cálidas.
Usted atesora una gran experiencia en el sector hotelero. ¿Podría afirmarse que la pandemia ha sido el mayor reto que ha debido asumir como profesional de la seguridad?
Totalmente. Uno de los sectores más golpeados por la crisis sanitaria fue el turismo. Y se enfrentó al reto de una reapertura en medio del temor a un rebrote, pero también al agotamiento generado por el confinamiento y los cambios, transitorios o permanentes, que presentó esta industria después de controlarse la pandemia.
A pesar de que muchos destinos abrieron a los turistas, en otros había una gran incertidumbre. Muchos viajeros se preguntaban si los establecimientos y operadores turísticos estaban preparados para garantizar la bioseguridad. Y en el caso de quienes estaban dispuestos a viajar, surgía la duda sobre si asumirían el riesgo y los gastos asociados.
Entre el optimismo y el temor, el sector turístico se adaptó a lo que se denominó la nueva normalidad. Y de las transformaciones experimentadas, algunas perderán vigencia y otras, aseguran los expertos, llegaron para quedarse.
¿Cómo ha evolucionado la seguridad en Norte 19 y los hoteles donde ha trabajado? ¿Qué avances y mejoras destacaría por su relevancia?
La seguridad de los huéspedes es una de las principales preocupaciones de los establecimientos hoteleros. En este sentido, la tecnología continúa jugando un papel clave en la mejora de la percepción de seguridad y muchos hoteles sienten la necesidad de mejorar sus medidas de seguridad física. Lo más importante para el sector es brindar seguridad, comodidad y satisfacción al cliente.
La videovigilancia ha sido un pilar en la seguridad de los hoteles: ayuda a disuadir el comportamiento delictivo y desempeña un papel crucial en la investigación de incidentes. Pero lo que realmente ha catapultado la videovigilancia como elemento diferencial es la inteligencia artificial aplicada al análisis inteligente de vídeo.
“Al combinar videovigilancia inteligente y control de accesos, los hoteles pueden crear un entorno seguro y protegido para sus huéspedes y empleados”
Esta tecnología utiliza algoritmos para analizar las imágenes capturadas por las cámaras de manera automatizada. El análisis inteligente de vídeo puede detectar y alertar sobre comportamientos anormales o situaciones de riesgo en tiempo real. Por ejemplo, puede identificar la presencia de personas no autorizadas en áreas restringidas, el abandono de objetos sospechosos o la detección de movimientos inusuales durante horas no permitidas.
Y otro elemento diferenciador en lo que respecta a la seguridad electrónica en el sector hotelero lo marcan los sistemas de control de accesos, que garantizan que sólo las personas autorizadas puedan ingresar en zonas específicas del hotel, como habitaciones, áreas de personal o espacios privados.
Al combinar la videovigilancia inteligente y el control de accesos, los hoteles pueden crear un entorno seguro y protegido para sus huéspedes y empleados, así como facilitar una supervisión más efectiva y una respuesta más rápida ante posibles riesgos.
¿Cómo se estructura el área de Seguridad de Norte 19 para prevenir riesgos o reaccionar prontamente en caso de producirse un incidente?
A grandes rasgos, el departamento de Seguridad está encabezado por el director de Seguridad o Chief Security Officer (CSO) y dividido en tres grandes áreas: Security, BCP y Safety. Contamos con diferentes empresas de seguridad que nos dan servicio a nivel nacional en México y en Latinoamérica. En cada uno de los hoteles, la estructura promedio es de tres elementos de seguridad. Y en temas tecnológicos disponemos de alarmas, botones de pánico, sistema de videovigilancia y GPS en cada uno de nuestros transportes.
¿Cómo cree que debe evolucionar la seguridad en organizaciones del sector turístico como Norte 19 en los próximos años? ¿Cuáles serán los principales desafíos para los profesionales de la seguridad?
La seguridad necesita aprender a funcionar en un entorno más complejo y con mayores expectativas y demandas. Y, al mismo tiempo, el trabajo se realizará en entornos de mayor riesgo y amenazas.
En la elección de los destinos turísticos, el factor seguridad tiene cada vez más relevancia al elegir el destino vacacional y en un futuro será un elemento de gran peso en dicha decisión.
La seguridad turística es un concepto multidimensional de prevención y de atención integral que incorpora salud, integridad física, psicológica y económica de los visitantes, de los prestadores de servicios y del resto de la sociedad. Este carácter multidimensional no se atiende muchas veces de manera adecuada por las autoridades y los prestadores de servicios turísticos. Y no se percibe adecuadamente que hechos de inseguridad causan desvalorización de los atractivos turísticos y que sus efectos negativos pueden ser de largo plazo e incluso irreversibles.