Este año, con motivo del Día Internacional para Prevenir y Combatir todas las formas de Delincuencia Organizada Transnacional, la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) ha liderado un campaña bajo el lema El crimen organizado roba, corrompe y mata. Es momento de unirnos para combatirlo.
Te puede interesar: Crimen organizado: un riesgo para la seguridad de las infraestructuras críticas
Al respecto, Ghada Waly, directora ejecutiva de la UNODC, ha manifestado que “gobiernos de todo el mundo, bancos y empresas, sociedad civil y comunidades, mayores y jóvenes, actuando juntos, podemos hacer frente a la delincuencia organizada, en todas partes, para reforzar la seguridad, la protección, el desarrollo y los derechos humanos y garantizar la prosperidad y la paz”.
Combatir el crimen organizado en Colombia y Ecuador, prioritario
En el caso de la Región Andina, el crimen organizado se basa, principalmente, en la producción de cocaína. Según la UNODC, el cultivo de arbusto de coca en Colombia alcanzó las 253.000 hectáreas en 2023. Y la producción potencial de cocaína se situó en 2.664 toneladas métricas el año anterior.
“El 67% de la producción está concentrada en los departamentos de Nariño y Putumayo, fronterizos con Ecuador, y de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela. Asimismo, observamos que la droga se trafica a ese país para distribuirlo al resto del mundo. Y recientemente hemos detectado nuevos cultivos de coca en Ecuador”, advierte Candice Welsch, representante regional de la UNODC para la Región Andina y el Cono Sur.
Además, señala que el crimen organizado no se centra en el narcotráfico. Los grupos criminales que operan en Colombia y Ecuador también están involucrados en la minería ilícita, la deforestación, la tala ilegal, el tráfico de especies y la trata de personas. Una actividad que tiene repercusiones negativas para la población local, que se expone a la violencia de las bandas, los homicidios y el reclutamiento.
La UNODC apoya la implementación de programas de desarrollo alternativo
En las últimas décadas, el cultivo de coca gestionado por el crimen organizado ha sido el sustento de comunidades campesinas con pocas oportunidades económicas. De cara a revertir esta situación, la UNODC apoya la implementación de programas de desarrollo alternativo que sean duraderos y sostenibles.
Dichos programas contemplan cultivos lícitos como el café, el cacao, el pimiento, la vainilla y el sacha inchi. “Deseamos ofrecer a estas comunidades formas para transitar hacia las economías lícitas y un futuro más seguro”, concluye Welsch.
Archivado en: