¿Cómo inició su carrera en el ámbito de la seguridad corporativa y qué factores fueron clave en su desarrollo profesional?
Inicié en Unilever y fue una gran experiencia. Viniendo del mundo no corporativo había muchas cosas que no entendía. Pero mi jefe me tuvo mucho paciencia y yo estuve siempre abierta a ver desde otra perspectiva. Y esa es la mejor enseñanza de la vida a mi parecer, la perspectiva es un gran regalo que no siempre logramos descubrir.
Desde su experiencia, ¿cómo ha cambiado la presencia y el papel de la mujer en la seguridad corporativa en los últimos años?
Mucho, ahora es más común ver a mujeres en estas posiciones. Hay mujeres de todas las edades y trabajando en todas las industrias. Se ha entendido el valor de la diversidad y, aunque aún nos falta mucho camino por recorrer, me parece que el camino se ve más iluminado. Somos un rubro muy unido y nos apoyamos mucho unos a otros. Yo siempre me he sentido incluida, apoyada y respetada, y así espero que siga siendo nuestro entorno.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres en este sector y qué oportunidades considera que existen para fomentar su liderazgo?
Aparte de los desafíos normales que compartimos en el mundo de la seguridad, podría agregar que algunas industrias son naturalmente más masculinas que otras y en algunos casos llegan a ser misóginas. La parte positiva es que no veo que esto sea intencional, y aunque implique aún muchos muros por derribar, siempre con voluntad es más sencillo, se están haciendo grandes esfuerzos por cambiar esos paradigmas.
¿Qué acciones cree que pueden impulsar una mayor inclusión y visibilidad de las mujeres en posiciones estratégicas dentro de la seguridad corporativa?
La primera y más importante es dar visibilidad a todo tu equipo de trabajo. Hombres y mujeres pueden mejorar mucho en su desempeño cuando puedan exponer su trabajo en los foros apropiados. Eso dará la confianza de continuar haciéndolo y que haya crecimiento en tu mismo equipo.
Otro punto que considero importante y no fácil de hacer es levantar la voz en los casos en los cuales se están comentando micromachismos o machismos. Muchas veces la gente, porque no son sólo los hombres, no se da cuenta de que algo resulta ofensivo o no es apropiado. Pero hoy la sociedad está cambiando y es responsabilidad de todos estar en ambientes sanos en los que nos sintamos cómodos. Tal vez el momento específico en el que se comenta no sea sencillo, pero si se habla con sinceridad y respeto el resultado, muy probablemente, será un cambio en el tono de las conversaciones hacia positivo.
En su opinión, ¿qué valores o perspectivas aportan las mujeres a la gestión de la seguridad en las empresas?
A mi parecer, los valores son intrínsecos de cada persona y sus vivencias personales. Pero lo que sí me parece diferente es la perspectiva. Generalmente, se nos asigna un rol más humano. Y aunque en términos generales coincido, creo que lo más importante es la inclusión en la conversación de hombres y mujeres, jóvenes y viejos, mandos altos y bajos, todos dispuestos a contradecir en positivo y conversar abiertamente. Eso es lo que realmente genera valor en cualquier organización.
¿Qué les diría a las mujeres que aspiran a desarrollarse profesionalmente en el ámbito de la seguridad corporativa?
Que son bienvenidas en este mundo, pues nos falta aún más talento profesional. Yo por mi parte haré lo posible para abrir las puertas como conmigo lo hicieron grandes mujeres y hombres, eminencias de la seguridad. Nuestro país necesita más profesionales con ideas frescas, perspectivas distintas, que nos reten y nos hagan volver a replantear todo lo construido. Si de algo estoy segura es de que seguirá haciendo falta gente en esta profesión para ayudar a cambiar, de uno a uno, un país en el que no podemos soltar los valores, la cultura y las buenas prácticas.
