Desde su experiencia, ¿cómo ha evolucionado la participación de la mujer en el sector de la seguridad privada en Colombia en los últimos años?
Pronto cumpliré seis años ejerciendo mi cargo. Reflexionando sobre mi trayectoria desde la parte directiva, y siguiendo de cerca la operación, a mi parecer ha avanzado a grandes pasos la inclusión y equidad en la parte operativa desde las organizaciones y la percepción de los clientes frente a la equidad y la inclusión de la mujer en posiciones directivas, especialmente en el campo gremial. Pero menos que en la parte organizacional, algo que contrasta con gremios de otros sectores económicos.
Sin embargo, puedo decir que ha sido un ejercicio positivo de gestión desde lo constructivo, reforzando la constancia, la creación de reputación y formando un referente que finalmente nos fortalece como mujeres. Desde lo operativo, gratamente vemos que aumenta la aceptación del mercado en lo relativo a los servicios prestados por mujeres, cuando hace apenas pocos años se veía la asociación de defensa, fuerza y masculinidad.
¿Cuáles considera que son los principales retos y oportunidades para las mujeres que desean desarrollarse profesionalmente en el sector de la seguridad privada?
Quiero empezar esta respuesta por lo positivo y lo disponible. La evolución de la seguridad privada en tecnología, y en trasladar los resultados de desempeño del servicio de la reacción a la prevención y al estudio de riesgos, ha significado una oportunidad equitativa donde la preparación y la capacidad intelectual toman relevancia sobre la fuerza para reaccionar ante cualquier eventualidad.
Los retos que han surgido este 2025 apuntan a la sostenibilidad de las organizaciones. Ante la falta de previsión sobre las consecuencias de las decisiones que sobre este sector se están tomando, sumado al progresivo distanciamiento de nuestro ente de control y vigilancia y la disponibilidad de canales de comunicación y gestión que indudablemente afectan al empleo, si no es posible acceder a una plataforma para una acreditación de personal y se vencen los plazos, resultan, entre muchos, afectadas mujeres que necesitan esta fuente de ingresos y van quedando sin capacidad de operar.
¿Ha percibido cambios en la percepción y valoración del trabajo femenino dentro de la seguridad privada? ¿Qué factores han influido en estos cambios?
Justamente, lo que para las mujeres de nuestro sector representa una oportunidad resulta ser a partir de la evolución del servicio. Hace varios años la expectativa del mercado era buscar la capacidad de reacción y defensa frente a incidentes. Pero ahora, de la mano de la tecnología y la innovación de estrategias técnicas y profesionales gracias a la capacitación del sector, hemos transitado hacia la prevención, disuasión y anticipación sobre el estudio de riesgos.
En este nuevo contexto se ha entendido que el valor está en el conocimiento y en saber administrarlo para tomar decisiones oportunas, lo que depende de habilidades intelectuales por encima de condiciones físicas. El mercado ha entendido esta transición con resultados que responden a sus necesidades.
¿Qué iniciativas o programas existen en su asociación para promover la equidad de género y el liderazgo femenino en la seguridad privada?
Mediante el relacionamiento con las secretarías de Equidad y Género, hogares de tránsito y protección a mujeres en riesgo de maltrato y atención a población vulnerable. Todas las entidades públicas regionales establecemos convenios desde la pedagogía con nuestras academias para la iniciación en el sector. Hemos brindado becas de formación a mujeres de estos contextos que en su mayoría se definen en perfiles de dependencia económica, razón por la cual resisten abusos frente a la falta de independencia.
En este sector se les ha brindado oportunidades de hacer frente a sus problemas desde el ejercicio del desarrollo de competencias que brindan seguridad personal, autoridad, normas, límites y reglas que les ayudan a llevarlos a sus entornos de vida también sabiendo poner límites. Y es tal vez esa razón por la que en nuestro sector encontramos muchas mujeres cabeza de hogar que son responsables y valoran las oportunidades. Todos estos protocolos de formación y capacitación que deben adquirir y proyectar son llevados a sus entornos familiares como modelo de educación para sus hijos.
¿Qué acciones considera clave para seguir avanzando hacia una mayor inclusión y reconocimiento de la mujer en la seguridad privada?
Definitivamente, lo primordial es el apoyo y la promoción de nuestro ente de control y vigilancia para que nos permita realizar nuestra tramitología de forma fluida y eficiente. De esto depende mantener el empleo existente y generar nuevas oportunidades.
No es posible que tengamos pendientes trámites por casi tres años sin respuesta y a la espera para poder abrir nuevas agencias que significan nuevos puestos de trabajo a los que podrían acceder muchas mujeres. Y como este ejemplo otros dependientes de la tramitología con la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada para operar en legalidad con trabajo digno. Recordemos que uno de nuestros grandes talones de Aquiles es la ilegalidad, que afecta directamente la nómina para competir de forma desleal.
Para finalizar, en el marco del Día Internacional de la Mujer, ¿qué mensaje le gustaría compartir con las mujeres que trabajan en el sector y aquellas que aspiran a formar parte de él?
Decirles una frase que reitero cada vez que tengo la oportunidad y que se ha quedado en la memoria de muchos por lo cual me identifican, cosa que me genera satisfacción porque mi experiencia en el sector de la seguridad privada me inspiró. Esa frase es: trabajar en seguridad nos hace mejores personas.
Partimos de una decisión que trasciende el horario laboral para convertirse en una forma de vida, en actitud, en pensamientos claros que nos llevan a ser modelo de lo que debemos hacer cumplir, la coherencia, la humanidad a través de la responsabilidad que genera cuidar a los demás. Esto lleva a establecer vínculos, a obrar con compasión, empatía y, sobre todo, inteligencia emocional, siempre buscando las mejores decisiones ante momentos desafiantes de injuria, provocación y resistencia a la norma.
Aprender a administrar estas emociones es algo que no termina con la jornada laboral. Y me parece gratificante saber que nuestro sector tiene la capacidad de impactar familias desde esta orilla, formando hombres y mujeres semilla que llevan buenas prácticas a sus hogares. Muchos han logrado formar hijos profesionales, lejos de las drogas y los tentáculos de la delincuencia.
Hay cantidad de historias de superación personal en este sector, cantidad de historias de vínculos creados desde la experiencia del servicio. Miremos a los guardas de los colegios que son un buen ejemplo, se convierten en personajes populares y especiales dentro de la comunidad, al igual que en muchas viviendas.
Este mensaje para las mujeres en su día es también un mensaje genérico para que vean las bondades de formarse y trabajar en este sector. Más allá de obtener una retribución económica, es una oportunidad para organizarse y estructurarse mejor como personas.