¿Cómo inició su carrera en el ámbito de la seguridad corporativa y qué factores fueron clave en su desarrollo profesional?
La trayectoria en seguridad corporativa suele comenzar de manera inesperada. En mi caso, siendo contadora especializada en auditoría y revisoría fiscal, incursioné en este ámbito mientras trabajaba en una empresa en Colombia con diversos negocios, incluido el retail. Mi colaboración con el departamento de Seguridad en el control de pérdidas y reducción de mermas fue el punto de inflexión que me llevó a asumir una jefatura, integrando mis conocimientos financieros con la supervisión de empresas de seguridad contratadas, la gestión del área de entrenamiento, la relación con autoridades y el manejo de armamento.
Este salto al mundo de la seguridad me mostró un campo dinámico y desafiante, donde la disponibilidad 24/7 y la gestión de situaciones imprevistas se convirtieron en la norma. La combinación de mi formación en auditoría, capacidad analítica y determinación fueron clave para destacar en un entorno predominantemente masculino.
Desde su experiencia, ¿cómo ha cambiado la presencia y el papel de la mujer en la seguridad corporativa en los últimos años?
En los últimos años, la participación femenina en la seguridad corporativa ha crecido, aunque no con la rapidez y el volumen que debería. Antes, era común ver a las mujeres en roles administrativos dentro del sector; sin embargo, hoy en día, cada vez más ocupamos posiciones estratégicas y de liderazgo. Este avance ha sido impulsado por una mayor apertura de las empresas a la diversidad, la profesionalización del sector y el reconocimiento de que la seguridad no se basa únicamente en la fuerza física, sino también en la estrategia, la inteligencia y la gestión de riesgos.
La diversidad de género en equipos de alto rendimiento ha demostrado generar excelentes resultados, mejorando la capacidad de adaptación en entornos de cambios críticos, la eficiencia en la ejecución de múltiples tareas y el enfoque en el logro de objetivos clave. Esto está respaldado por estudios de McKinsey y la Harvard Business Review, los cuales demuestran que las empresas con equipos diversos en género tienden a ser más rentables.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres en este sector y qué oportunidades considera que existen para fomentar su liderazgo?
Uno de los mayores desafíos sigue siendo la percepción y el estigma de que la seguridad es un sector para hombres. Aún persisten prejuicios sobre la capacidad de las mujeres para liderar equipos de seguridad o tomar decisiones en situaciones de alto riesgo. Además, el acceso a posiciones de liderazgo sigue siendo limitado en muchas organizaciones, lo que nos obliga a esforzarnos el doble para demostrar nuestra valía.
Es fundamental trabajar en la equidad de género en el sector de la seguridad, comenzando por eliminar preconcepciones tanto de hombres como de mujeres sobre el rol en este ámbito. También debemos brindar espacios para las nuevas generaciones, mostrando la seguridad como una carrera apasionante, llena de retos y oportunidades.
¿Qué acciones cree que pueden impulsar una mayor inclusión y visibilidad de las mujeres en posiciones estratégicas dentro de la seguridad corporativa?
Para fomentar la inclusión y visibilidad de las mujeres en seguridad corporativa, es clave implementar medidas concretas como evidenciar la falta de equidad de género: aún hay quienes creen que existe igualdad en el sector, cuando la realidad demuestra lo contrario. Basta con observar fotografías de reuniones directivas donde, en muchos casos, no hay presencia femenina, o ver anuncios de empleo que especifican la búsqueda exclusiva de hombres.
También visibilizar casos de éxito: es fundamental dar mayor protagonismo a las mujeres en seguridad a través de eventos, conferencias y medios especializados con el fin de inspirar a nuevas generaciones. Igualmente, hay que implementar políticas de equidad en las empresas, garantizando procesos de selección y promoción transparentes que evalúen el talento sin sesgos de género.
Por último, es necesario construir redes de apoyo: conectarse con otros profesionales del sector, buscar mentores y participar en eventos especializados permite el crecimiento profesional. No somos infalibles ni todopoderosas; siempre necesitamos apoyo, ya sea para gestionar el estrés o para recibir orientación en proyectos técnicos. Un equipo sólido siempre será más eficiente que cualquier trabajador individual.
En su opinión, ¿qué valores o perspectivas aportan las mujeres a la gestión de la seguridad en las empresas?
Los valores y perspectivas pueden variar entre hombres y mujeres debido a diferencias culturales, sociales y biológicas; sin embargo, no son absolutos ni aplican a todas las personas. Aun así, hay características que suelen predominar en las mujeres y que resultan valiosas en el mundo empresarial, como la empatía, la responsabilidad, la inteligencia emocional y el compromiso con el bienestar de los demás. Los líderes que saben aprovechar lo mejor de la diversidad de género, generando espacios de respeto y reconocimiento mutuo, logran construir equipos altamente efectivos y eficientes.
¿Cuál es su consejo para las mujeres que aspiran a desarrollarse profesionalmente en el ámbito de la seguridad corporativa?
Lo más importante es amar lo que hacemos. No podemos enfrentar jornadas extensas, con mucha tensión, si no disfrutamos nuestro trabajo. Es fundamental encontrar el campo que mejor se alinee con nuestro plan de vida, intereses y personalidad, ya sea en la parte gerencial, operativa, técnica o comercial.
La seguridad es un sector en constante evolución, por lo que debemos especializarnos en las áreas en las que queremos desarrollarnos y seguir un plan de capacitación continua, incluyendo maestrías, idiomas y certificaciones.
Confía en tu capacidad. No te sabotees a ti misma; eres brillante, capaz y empoderada. Atrévete a asumir retos, postúlate a posiciones de liderazgo y demuestra el valor que las mujeres pueden aportar a este sector. Agradece cada oportunidad y conviértete en multiplicadora de buenas acciones.
Y si en algún momento caes, levántate, sacúdete y analiza. Todo lo que sucede es una oportunidad de aprendizaje. No te conviertas en víctima. Recuerda la frase de Eleanor Roosevelt: «Nadie puede herirte sin tu consentimiento».