La industria de los servicios de vigilancia y seguridad privada, sin lugar a dudas, ha terminado 2020 demostrando su capacidad para superar significativos retos operativos, como los causados por la pandemia de la COVID-19.
Sin embargo, no se puede negar que el año se cerró con una afectación importante en las finanzas empresariales, que es probable que no alcancen los mismos indicadores de 2019. Por ello, retomar la senda de crecimiento se convierte en el principal desafío en 2021.
Estatuto de Vigilancia y Seguridad Privada
Para conseguir este crecimiento, el sector necesita cambios en dos frentes: su regulación y su competitividad. En primer lugar, el Estatuto de Vigilancia y Seguridad Privada fue emitido allá por 1994, en un contexto social y económico muy distinto al que vive Colombia actualmente. Con el cambio de estas condiciones, la regulación se debe modificar para permitir que las empresas se adapten al contexto y las necesidades del mercado.
La actualización del decreto rector para la vigilancia y seguridad privada debe reflejar que somos un país que cree en la apertura económica y que no restringe la llegada de nuevos capitales e inversores que puedan dar un impulso a la industria.
De igual forma, una nueva regulación es la oportunidad para eliminar restricciones como la tipología societaria de las empresas de vigilancia, que terminan imponiendo barreras al desarrollo empresarial. En esta etapa de reactivación económica se requiere apoyo financiero para las empresas y permitir la llegada de inversión, nacional o extranjera, que fortalezca la industria.
Competitividad y profesionalización
En segundo lugar, el sector requiere trabajar en una agenda de competitividad. La llegada de la cuarta revolución industrial trae nuevas soluciones tecnológicas que permitirán tecnificar los servicios de vigilancia, haciéndolos más eficientes. Por eso, la vigilancia y seguridad privada debe seguir haciendo apuestas por la incorporación de nuevas tecnologías en sus servicios, estrategia que debe conectarse con planes de profesionalización para los vigilantes de seguridad privada.
La profesionalización del servicio de vigilancia traerá beneficios como la formación continua de los vigilantes, la creación de planes de crecimiento laboral y la consecuente mejora en las condiciones de los empleados. Incorporar tecnologías no significa dejar de lado el talento humano, sino hacer que la labor de vigilancia privada sea más efectiva, dando mejores resultados para los usuarios y las empresas y procurando el bienestar de los empleados.
Un año de trabajo y recuperación
El presente 2021 será un año de mucho trabajo y recuperación. El proceso de reactivación económica continuará en todo el país, con lo que se espera un respiro para el sector. De conseguir una actualización regulatoria y avanzar en la estrategia de profesionalización del servicio de vigilancia, 2021 será determinante para el desarrollo de la industria de la vigilancia y seguridad privada.