La industria de los servicios de vigilancia y seguridad privada se enfrenta a una serie de tendencias que están alterando el entorno económico, social y tecnológico en el que opera. La pandemia, principalmente, las reestructuraciones, los protocolos de bioseguridad, las crisis empresariales y un entorno de amenazas de seguridad cambiante son algunos de los factores que propician estos cambios que deben ser afrontados por el sector. Los empresarios no estaban preparados para esta serie de circunstancias, pero les han hecho frente de manera exitosa.
Estos factores resultan de una combinación de transformaciones en el entorno empresarial para los proveedores de seguridad privada tanto en términos de cambios en la demanda del mercado como en los modelos de negocio y operaciones. La crisis ocasionada por el coronavirus no estaba en los planes estratégicos de ninguna marca para 2020, año en que la población estuvo confinada en la mayor parte del tiempo y, por ende, se imposibilitó el consumo presencial.
A la fecha, no se conoce con precisión la cifra exacta de empresas y microempresas que se han cerrado en Colombia debido a los efectos de la pandemia de la COVID-19. Y aunque se tienen cifras de cuántas han entrado en proceso de liquidación y de cuántas se han acogido a procesos de insolvencia y reorganización, esto no permite evidenciar una información certera en la actualidad.
Retos dinámicos
Es por esto que los empresarios dedicados a la vigilancia y seguridad privada, como los asociados al gremio ACES, se van a tener que enfrentar a una serie de retos dinámicos. Estos pueden ser inmediatos, porque este sector se encuentra en constante evolución, o pueden ser evidenciados con el pasar de los meses o incluso años.
El primero de los retos es acelerar la integración de la protección tradicional con la protección remota y móvil, respaldada por las nuevas tecnologías y actualizando los protocolos de seguridad. Del mismo modo, el sector de la seguridad privada deberá hacer frente al cambio demográfico desarrollando nuevas formas de identificación y teniendo en cuenta el nuevo escenario de movilidad o el uso de tecnologías de identificación facial con el fin de prevenir la ciberdelincuencia.
Tecnología y capacitación
Actualmente, la tecnología ha tenido una incidencia relevante en el sector de la seguridad privada. Tanto la vigilancia electrónica como el empleo de drones, por poner algunos ejemplos, han generado cambios importantes en la función y la naturaleza del trabajo de los vigilantes.
La inclusión de las nuevas tecnologías presenta tanto oportunidades como desafíos para el sector de la vigilancia y seguridad privada. Uno de los retos consiste en el posible efecto negativo del nivel de empleo, pues en estas épocas los índices de desempleo han crecido gradualmente.
Sin embargo, la tecnología puede brindar una oportunidad, como es la asunción de las tareas más rutinarias del sector permitiendo a los vigilantes de seguridad privada que se impliquen en tareas de mayor complejidad e interés.
El mayor desafío es atraer, mantener y potenciar a cada uno de los hombres y mujeres dedicados a la actividad de la vigilancia y la seguridad privada sobre la importancia de estar capacitados en nuevas competencias del recurso humano.
Para finalizar, los empresarios y la industria deben ajustarse a cada uno de los cambios en las modalidades de trabajo. Esto debido a que el teletrabajo y el trabajo en casa llegaron para quedarse por un buen tiempo.