Los aeropuertos, hoy en día, son considerados instalaciones estratégicas. No solo para el desarrollo económico de una zona conurbada o de una nación, sino de una región continental y su interacción por la vía aérea con el resto del mundo. La importancia de la seguridad en las infraestructuras estratégicas aeroportuarias es inherente a su integridad, funcionalidad y servicio al público. En el contexto aeroportuario y su papel en la aviación civil internacional, al referirse a la seguridad de dichas instalaciones, estas pueden tratarse en dos enfoques principales.
Enfoques de seguridad
El primero, como la seguridad operacional vinculada con la prevención de incidentes y accidentes, emergencias generadas por su ocurrencia en aeronaves, equipos en tierra, terminales, personal, fenómenos meteorológicos u otros de naturaleza no intencional, entre los que se consideran las emergencias de salud pública de preocupación internacional.
Un segundo enfoque es la seguridad de la aviación que está orientada a prevenir y evitar intentos o actos de perpetración de interferencia ilícita (intencionales) que comprometan las infraestructuras estratégicas aeroportuarias y pongan en riesgo a las aeronaves, tripulaciones, pasajeros, equipaje, carga y público en general.
En el presente artículo se hará énfasis en la segunda como el enfoque de la protección del aeropuerto como infraestructura estratégica en el transporte aéreo, su propósito y alcance. Y cómo la instalación estratégica ha de afrontarla.
Diseño de seguridad
Esta seguridad vista como la protección de los aeropuertos debe ser diseñada invariablemente bajo una óptica tripartita: barreras físicas (infraestructura y/o equipamiento), capital humano (personal de seguridad) y medidas (procedimientos operativos); si se carece de alguna, entonces no puede considerarse como tal una medida completa de “seguridad de la aviación civil”.
Una vez definida la composición de esa “seguridad” en el aeropuerto, esta tiene que estar descrita en un “programa de seguridad del aeropuerto”, el cual debe diseñarse bajo un análisis de riesgos de seguridad de la aviación civil con la ayuda de diversas autoridades y de inteligencia, a fin de establecer un contexto real sobre las amenazas hacia la instalación aeroportuaria.
A su vez, deben analizarse las posibilidades de que esas amenazas se materialicen (probabilidad de ocurrencia e intencionalidad), así como las vulnerabilidades de la infraestructura aeroportuaria. Con base en ese análisis de riesgos, se pueden diseñar estrategias de “seguridad de la aviación” e incorporarlas en el programa de seguridad del aeropuerto. Dicho programa es una norma internacional, por lo que su existencia es mandatoria.
Programa de seguridad
Entre los elementos o componentes del programa de seguridad del aeropuerto, se pueden encontrar los siguientes elementos de manera enunciativa más no limitativa. A saber: organización, protección perimetral, controles de seguridad (pasajeros, empleados y vehículos), CCTV, sistema de inspección de equipaje, equipos de seguridad (pasajeros, equipaje, carga), sistema de identificación de personas, iluminación y señalización de seguridad, entre otros.
Este programa de seguridad debe considerar, a su vez, dos perspectivas: una “preventiva”, como mecanismo de defensa a priori, y otra “reactiva”, como protocolo de respuesta a posteriori en caso de perpetrarse un acto de interferencia ilícita (AII). Es decir, las infraestructuras aeroportuarias, cualquiera que sea el régimen de explotación del aeródromo (público, privado o combinación de ambos), están obligadas a tener un programa de seguridad en el cual se describan las medidas con las que se cuenta para prevenir y reaccionar ante la comisión de los citados AII. Dentro del enfoque preventivo también se deben incluir las medidas contempladas para los cambios en los niveles de amenazas, es decir, los cambios o ajustes en las medidas preventivas de seguridad para su mejora y refuerzo.
Adicionalmente, las infraestructuras estratégicas aeroportuarias tienen dos tipos generales de zonas desde la óptica AVSEC: una parte pública y una parte aeronáutica. A su vez, esta última se considera dentro de las zonas de seguridad restringida que se definen como las zonas de riesgo prioritario cuyo acceso está estrictamente controlado contra ingresos no autorizados. Entre estas se encuentran las salas de última espera de salida de pasajeros, la rampa, las áreas de preparación de equipaje, áreas donde las aeronaves se preparan para el servicio, para el equipaje y la carga, centros de correo, recintos para preparación de catering y para limpieza de aeronaves.
Respecto a la parte pública de los aeropuertos (estacionamientos, centros de transporte, vialidades, pasillos o ambulatorios en los edificios terminales, zonas de documentación o facturación, entre otros), también debe protegerse. Por lo que es importante señalar que la protección o seguridad del área pública habrá de estar en consonancia con el resultado del análisis de riesgo de seguridad de la aviación que ha sido señalado anteriormente.
Ahora bien, con referencia a la parte reactiva, se deben considerar las reacciones a las contingencias en seguridad una vez que el AII ha sido perpetrado. Es decir, cuando es necesario el apoyo de las autoridades competentes para retomar el control de las operaciones aéreas, edificio terminal o instalaciones aeronáuticas. Dicha reacción requiere de la coordinación e intervención en el aeropuerto, por lo que la actuación armonizada de autoridades y organismos vinculados al orden público es crucial para el retorno a la normalidad de la operación del aeropuerto como instalación estratégica.
Riesgo de salud
En otro orden de ideas, y como suceso reciente, desde el año 2020 se ha presentado un riesgo de salud como la COVID-19, considerado en el contexto de la aviación civil internacional como un Evento de Salud Pública de Preocupación Internacional. Estos eventos representan un riesgo operacional por el “contagio o propagación” de la enfermedad, para lo cual se requiere establecer “corredores” o “pasillos” sanitarios (medidas de bioseguridad) hacia/desde las aeronaves para los pasajeros y tripulaciones, así como mantener zonas de menor riesgo de contagio para los empleados.
Finalmente, es evidente que las infraestructuras estratégicas aeroportuarias están sometidas a las amenazas y riesgos de siniestralidad en la operatividad de las aeronaves, así como a los sucesos de salud que afectan al mundo, ya que dichas instalaciones son nodos de conectividad y distribución del tráfico de personas y mercancías en las cadenas productivas de las naciones. Por tal razón es su relevancia como infraestructura generadora de la actividad económica, turismo e intercambio de bienes y servicios en el mundo globalizado.
El buen entendimiento sobre las complejidades operacionales, desafíos tecnológicos, entornos sociales, entre otros aspectos de impacto en los aeropuertos, habrán de modificar y ajustar su desempeño e integridad. Y, desde luego, la seguridad de estas instalaciones estratégicas, las cuales no pueden sustraerse de coexistir dentro de una global semiósfera aeronáutica, económica y sanitaria.