Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer 2022, Segurilatam ofrece a sus lectores una serie de entrevistas a protagonistas destacadas del sector de la seguridad latinoamericano. Entre ellas se encuentra Claudia Marcela Giraldo, directora ejecutiva de la Cámara Colombiana de la Seguridad Privada.
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¿Cómo ha sido su trayectoria en el sector de la vigilancia y seguridad privada colombiano?
Es un camino construido a través de la oportunidad de demoler y edificar con principios diferentes. Paso seguido por la determinación, contando con la apuesta de un grupo de empresarios, en su mayoría hombres, al elegir a una mujer como directora ejecutiva de su gremio.
Inicialmente, un reto asumido como un salto de autoconfianza con los ojos vendados, producto de la falta de trayectoria y experiencia en el sector de la seguridad. Pero con la actitud, las ganas y un desafío y reto personal de seguir creciendo en un camino paralelo de autoconocimiento, mostrándome nuevas habilidades y talentos.
Ha sido un camino de aprendizaje diario, de inteligencia emocional infinita. Es una montaña rusa de emociones entre logros, reconocimientos, apoyos, puertas que se abren… La satisfacción de ver que siempre se puede, la paz de conciencia que genera saber que los resultados son producto de esfuerzo, disciplina, honestidad y constancia.
Pero también de desaires, momentos incómodos en ocasiones, comentarios sarcásticos provenientes de algunos hombres que no me conocen ampliamente. Y que pretenden restar y cuestionar la capacidad intelectual de una mujer poniendo la belleza como un argumento de beneficio en ocasiones. No es fácil concebir la seguridad de la voz de una mujer.
Estos son momentos formativos que ponen a prueba mi inteligencia emocional y mi fortaleza. Y con los que concluyo que, justamente, son la evidencia de la pobreza espiritual y de carencias personales ajenas con las que he aprendido a fortalecerme y a entender que cada ser es producto de una historia.
Así que, uno tras otro, han sido retos superados. Este camino de tres años me ha permitido vencer miedos y construir en los hombres que me rodean el respeto, la confianza y el apoyo que merezco indiferente de mi género. He sentido solidaridad de las mujeres que integran este sector, he ganado amistades y he sido bendecida por mentores y maestros a los que, con inmensa gratitud, les doy valor por su tiempo y aprecio.
Sin duda, es gratificante ver el referente que hemos constituido como Cámara Colombiana de la Seguridad Privada con la gestión de una mujer y la respuesta y confianza de muchos hombres. El instinto y la naturaleza de una mujer es cuidar y proteger. El mejor indicador de que este camino se va construyendo en la ruta correcta está en el corazón, vivir con el mismo entusiasmo los lunes y los viernes.
¿Está satisfecha de los logros conseguidos en el mundo de la seguridad?
Estoy satisfecha de los logros hasta el momento. Mirando por el retrovisor, en el camino recorrido encuentro satisfacción en el proceso y la motivación para seguir. Ante todo, con la convicción de que el valor que tú te das es el valor que logras que los demás te den. Pero también sabiendo la responsabilidad y el compromiso que genera el liderazgo y el poder contrario a lo que muchos entienden como definición de estos conceptos.
El éxito no es ser protagonista de una noticia, tener un micrófono en las manos y un lugar privilegiado en todos los eventos. Personalmente, he encontrado el significado y propósito de estos términos en el servir. Ese es el verdadero liderazgo según mi experiencia. Pensar en todos. Y hablando de logros, para mí los aprendizajes lo son más que los resultados. Y en este trayecto en medio de la pandemia y de eventos de alteración de orden público, mi mayor lección ha sido que cooperar es más importante que competir.
“Es gratificante ver el referente que hemos constituido como Cámara Colombiana de la Seguridad Privada con la gestión de una mujer y la respuesta y confianza de muchos hombres”
Tradicionalmente, en el sector de la vigilancia y seguridad privada han predominado los hombres. ¿Dicha tendencia ha cambiado en los últimos años? ¿Cada vez hay más presencia de mujeres o, en este sentido, queda camino por recorrer?
La seguridad siempre se ha asociado a la fuerza. Y en ese orden de ideas, el hombre denota fuerza en cuanto a la capacidad física de reacción se refiere. Al parecer, ese patrón mental se traslada a otros contextos que nada tienen que ver con la fuerza y la resistencia física, pero que en el imaginario le dan voz masculina a este esquema mental.
Esto no constituye una generalidad. Pero todavía queda camino por recorrer a todos los niveles, desde operativos hasta directivos. En términos de seguridad, la innovación nos ha llevado de la reacción a la prevención, trabajando sobre el estudio de los riesgos. Y esto implica un trabajo intelectual y, en operación, también emocional. Así las cosas, se ha hecho equitativo entre ambos géneros.
Ahora, los clientes de la seguridad privada aceptan con mayor facilidad a las mujeres en operación. Y entonces, vemos con sorpresa y agrado a mujeres participando en el esquema de seguridad del presidente de nuestra nación.
Bajo el punto de vista de Claudia Marcela Giraldo, ¿cuáles serán, a corto y medio plazo, los principales retos de las mujeres del sector de la vigilancia y seguridad privada colombiano?
El sector de la seguridad privada se encuentra en permanente evolución. Y con la llegada de la virtualidad en la pandemia, la tecnología es protagonista en la velocidad y aceleración de estos cambios. El reto es mantenerse vigente en la operación capacitándose. Y en esta búsqueda de mantener oportunidades laborales, sumar conocimientos adicionales que resulten complementarios a los básicos exigidos por la operación.
Para finalizar, ¿qué consejo les daría Claudia Marcela Giraldo a las mujeres que desean trabajar en el sector de la vigilancia y seguridad privada?
Les diría que trabajar en este sector nos hace mejores personas. Ello es así porque nos exige vocación de servicio, cuidar de los demás, entender, reconocer y proyectar. Y, de algún modo, hacer uso adecuado de la autoridad, promover el cumplimiento de normas que nos exige dar ejemplo, el manejo de armas y la evaluación periódica para determinar que una persona es apta, física y mentalmente, para asumir la responsabilidad de cuidar bienes y personas. Todo ello lleva a un ejercicio diario de inteligencia emocional y buenos hábitos de vida.
Nos hace personas no solamente cuando debemos relacionarnos con instituciones privadas, sino también con las públicas, con nuestra fuerza pública. Y al formar este equipo aprendemos que muchas instituciones son juzgadas por el actuar de una o pocas personas. Pero de cerca vemos la vocación y entrega de la mayoría de ellos, aprendemos a ser solidarios. Y sentimos gratitud porque vemos muchas cosas que el común de la gente no ve.
Estamos cerca de las crisis, de los inconvenientes, de las necesidades y de los riesgos. Y desarrollamos mayor empatía y compasión. Damos la milla extra cuando se juntan las horas y los días sin dormir al ritmo de las alteraciones de orden público.
Por último, les diría que nadie mejor que las guardas madres, cabezas de hogar y discapacitadas, jóvenes o mayores, pueden dar fe de lo que significa vivir entre el servir, que es lo mismo que el amor al otro, y la autoridad. Justamente, los dos principios básicos de la crianza.
Y eso es lo que hacemos en la sociedad en cada lugar donde operamos: mantener el margen de cumplimiento de derechos y deberes para funcionar en público y en sociedad. Sin duda, el crecimiento personal va acompañado por el crecimiento y bienestar material. En este sector hay muchas historias de vidas ejemplares, caminos recorridos desde cero hasta lograr convertirse en empresarios. Son retos personales posibles de cumplir.
Claudia Marcela Giraldo: “El Día Internacional de la Mujer, más que una celebración, es una conmemoración”
¿Qué representa para usted el Día Internacional de la Mujer?
Para mí, el Día Internacional de la Mujer, más que una celebración, es una conmemoración. Y el reconocimiento de un acontecimiento histórico que marcó un antes y un después, constituyéndose como un referente para nuestro género.
Estoy de acuerdo en vivirlo de forma positiva, como lo hacemos con los actos de amor y afecto que suman en la autoestima de las mujeres. Siempre será positivo hacer sentir bien a otra persona a través de actitudes, palabras y detalles de esta sociedad.
Este contexto histórico necesita estas manifestaciones que, por supuesto, promueven la economía también como fecha comercial. Y no está mal. Sin embargo, es necesario, y sería trascendental, si estuviera acompañado de un componente pedagógico como herramienta ejemplarizante para muchas mujeres en situaciones difíciles.
Esta es una ocasión oportuna para proponer iniciativas y hacerlas visibles con el eco de esta fecha especial para mejorar la calidad de vida de las mujeres, emocional y materialmente, con el liderazgo del Gobierno y el compromiso y la voz de mujeres de diferentes sectores.
Para mí sería la mejor forma de conmemorar este día, mujeres impulsando mujeres con el apoyo de todos. Y teniendo como consecuencia, más allá de una fecha especial, la promoción y el valor que merece la mujer, sabiendo el impacto que tiene como gestora de la sociedad desde su naturaleza y la importancia de su salud integral que transfiere a las generaciones a las que da origen.
Si entendiéramos la dimensión que esto tiene, y dónde comienza el comportamiento social, actuaríamos con mayor contundencia en este genérico para evidenciarlo posteriormente en la sociedad.