Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 23 millones de personas se vieron obligadas a teletrabajar en América Latina y el Caribe en el peor momento de la crisis sanitaria: el segundo trimestre de 2020. Entre otras consecuencias, ello significó que la ciberseguridad en el teletrabajo se convirtiera en un desafío para muchas empresas y trabajadores autónomos.
El teletrabajo llegó para quedarse
Sobre la implementación del también denominado home office, Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe, afirma que “ayudó a amortiguar los impactos negativos de la crisis en los mercados de trabajo. Y contribuyó a la preservación de millones de empleos”.
“Y tras la recuperación”, prosigue, “seguirá siendo una opción y generando nuevas oportunidades. Aunque está pendiente responder a los retos que planteó a las empresas y los trabajadores que tuvieron que implementarlo rápidamente”.
Definitivamente, apuntan desde la OIT, los países y las sociedades deben asumir que esta modalidad de trabajo llegó para quedarse. En algunos casos, como una solución conveniente para algunas personas y empresas. Y en otros, mediante la proliferación de formas híbridas que combinen trabajo presencial con trabajo desde el hogar.
Ciberseguridad en el teletrabajo
Desde el inicio de la pandemia, Segurilatam le ha prestado especial atención a la ciberseguridad en el teletrabajo. Así, al inicio de la crisis sanitaria publicó 10 tips para teletrabajar con seguridad. Recomendaciones que van desde cambiar la contraseña del router hasta utilizar una red privada virtual (VPN, por sus siglas en inglés). De igual manera, ha brindado unos consejos para proteger la información en el teletrabajo.
A juicio de los expertos de Trend Micro, el teletrabajo, junto a los sistemas en la nube, será objeto de una ola de ciberataques en 2021. Respecto a estos últimos, el ransomware se perfila como una de las principales ciberamenazas. Sobre todo para las pymes. En este sentido, Antonio Grimaltos, de ISMS Forum, advierte que “un ciberincidente puede ser nefasto para una pequeña o mediana empresa, provocar que cierre sus puertas y, por ende, que muchas personas se queden sin trabajo”.
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