Los guardias de seguridad privada desempeñan una importante labor en la protección de bienes y personas. Y, además, contribuyen a la prevención de delitos. De ahí que su trabajo entrañe una serie de peligros que conviene conocer, prevenir y, en el caso de producirse, gestionar. Por ello, a través de la presente guía vamos a ocuparnos de los riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada en el ejercicio de sus funciones.
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¿A qué riesgos está expuesto un guardia de seguridad privada?
Desde agresiones físicas y verbales hasta la falta de reconocimiento y apoyo emocional, los siguientes son algunos de los principales riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada en su jornada laboral.
Agresiones físicas y verbales
Uno de los riesgos más habituales que enfrenta un guardia de seguridad privada es la posibilidad de sufrir agresiones.
- Las agresiones pueden ser verbales, como insultos y amenazas, o físicas, abarcando estas últimas desde empujones hasta ataques con armas.
- Estas situaciones suelen darse con personas que infringen las normas de los lugares custodiados, como no ponerse la mascarilla cuando dicho accesorio de protección sea obligatorio –por ejemplo, en un hospital o en el transporte público, tal y como sucedió durante la pandemia de COVID-19.
Para evitar estos riesgos, o minimizar sus consecuencias, es esencial que los guardias de seguridad privada reciban formación en materia de resolución de conflictos y autoprotección.
Robos y hurtos
Sobre todo si están protegiendo bienes valiosos, los guardias de seguridad privada se exponen a los delincuentes, quienes, en algunas ocasiones, emplean la violencia para conseguir su propósito.
En este sentido, verse apoyados por sistemas de videovigilancia o de alarma puede complementar su labor, disuadir a los ladrones y reducir la exposición directa al peligro.
Tentación de cometer actos delictivos
Hablando de robos, un guardia de seguridad privada, ya sea por necesidad económica, presión externa o falta de supervisión, podría caer en la tentación de cometer actos delictivos en su lugar de trabajo. Para que no sea así, es importante:
- Establecer controles internos y políticas de ética laboral.
- Evaluar a los guardias periódicamente.
- Garantizar un salario justo.
Exposición a situaciones de emergencia
De igual manera, entre los riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada figuran situaciones como incendios o desastres naturales. En ellas:
- Los guardias de seguridad privada suelen ser los primeros en responder a la emergencia.
- Y eso los expone a la inhalación de humo, lesiones físicas, estrés provocado por la responsabilidad y la toma decisiones, etc.
Para abordar estos riesgos de manera efectiva, los expertos aconsejan capacitar a los guardias de seguridad privada en primeros auxilios y protocolos de emergencia.
Exposición a agentes biológicos, sustancias químicas peligrosas y materiales peligrosos para la salud
Ya que hemos hecho referencia a la inhalación de humos, los guardias de seguridad privada también pueden trabajar cerca de agentes biológicos, sustancias químicas peligrosas o materiales contaminantes. En esos contextos es indispensable:
- Que cuenten con equipos de protección individual (EPI) adecuados.
- Y también que sean formados en el manejo de escenarios en los que los agentes biológicos, las sustancias químicas peligrosas o los materiales contaminantes entrañen un riesgo.
Exposición a condiciones meteorológicas adversas
Otro de los riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada es la exposición a las altas temperaturas, el frío extremo, la lluvia, los vientos fuertes… Algo que afecta tanto a su salud como al desempeño laboral. Ante situaciones así, es importante:
- Proveerlos de una indumentaria adecuada.
- Y facilitar que puedan resguardarse en áreas que protejan del calor, las bajas temperaturas y otras adversidades meteorológicas.
Lesiones físicas
Más allá de las provocadas por agresiones, los guardias de seguridad privada se exponen a lesiones ocasionadas por caídas, esguinces o problemas ergonómicos. Ello, entre otros motivos, a consecuencia de realizar rondines de vigilancia, responder rápidamente a una emergencia o emplear sillas no aptas para trabajar. En materia de protección es primordial:
- Dotarlos de una indumentaria cómoda y preparada para prevenir riesgos laborales.
- Y acondicionar los espacios de trabajo con mobiliario ergonómico.
Estrés y fatiga
Por lo expuesto, queda patente que el estrés y la fatiga son algunos de los riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada. Sin duda, horarios prolongados (como los turnos 24×24), conflictos laborales, bajos salarios y falta de estabilidad son factores que dan lugar a un agotamiento físico y emocional. Por dicho motivo, las empresas de seguridad privada deben:
- Promover ambientes laborales saludables.
- Garantizar compensaciones económicas justas.
- Y, si así lo requiriese un guardia, brindar acceso a programas de apoyo psicológico.
Falta de reconocimiento y apoyo emocional
Relacionado con el punto anterior, el trabajo de los guardias de seguridad privada no es valorado en ocasiones. Y esa falta de reconocimiento puede dar lugar a desmotivación, aislamiento y un menor compromiso con sus responsabilidades. Para evitarlo es crucial crear una cultura laboral inclusiva que valore su contribución.
En definitiva, conocer los riesgos a los que se expone un guardia de seguridad privada es de suma importancia para prevenirlos y, en caso de que llegasen a producirse, minimizar sus consecuencias. Y también para que presten un servicio de mayor calidad, lo cual redundará positivamente tanto en la imagen de su empresa como en el grado de satisfacción del usuario.
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