Desde el inicio de la pandemia, hay quienes se han encargado de propagar la idea de que el dinero en efectivo puede transmitir el coronavirus. Entre otros motivos, ello ha provocado que muchos ciudadanos se hayan decantado por realizar pagos electrónicos. Y la situación ha sido aprovechada por algunos países para intentar acabar con el uso de billetes y monedas físicos.
Derechos de igualdad
En el caso del Viejo Continente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha emitido una sentencia que pone freno a las estrategias nacionales de imponer el uso de medios de pago electrónicos en detrimento del dinero en efectivo. Entre otras consideraciones, el TJUE observa que los medios de pago legales alternativos no son asequibles para todos los ciudadanos. Y que, por lo tanto, los países de la Unión Europea deben contemplar el pago en efectivo para las personas que no tienen acceso a ellos.
En definitiva, la sentencia del TJUE respalda el planteamiento de quienes están a favor del carácter integrador del dinero en efectivo. Y de la necesidad de su protección y defensa, especialmente para garantizar los derechos de igualdad en el ámbito del acceso a los medios de pago.
Medio de pago seguro
Sobre el manejo de dinero en efectivo y su relación con la transmisión del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha desaconsejado su uso. Por su parte, desde el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda señalan que billetes y monedas no deben tener una menor consideración que otros medios de pago. Y el Banco de Francia advierte que el dinero físico suele ser el único medio de pago para los ciudadanos más vulnerables.
Se trata, pues, de un medio de pago seguro. Y no utilizarlo tendría consecuencias muy negativas para la economía. En el caso de la seguridad privada, supondría un duro golpe para el servicio de transporte de valores y, por consiguiente, los guardias encargados de garantizarlo.
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