Las alarmantes cifras de violencia derivadas del uso de armas de fuego de bajo calibre han puesto en alerta a la comunidad internacional. Según datos recientes, el 85% de estas armas se encuentra en manos de civiles, lo cual representa un riesgo para la seguridad a nivel global. Buena muestra de ello es que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), casi la mitad de las muertes violentas registradas en el mundo es causada por armas pequeñas.
Impacto global de las armas de bajo calibre
La mayoría de las víctimas son hombres (91%), aunque las mujeres también se ven afectadas, especialmente en casos de violencia doméstica y de género. Por distribución geográfica, América del Norte y América del Sur son las regiones con las tasas más altas de muertes relacionadas con armas pequeñas, mientras que Asia meridional y sudoriental registran las cifras más bajas.
Las armas de fuego de bajo calibre representan un peligro significativo para los jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unas 176.000 personas entre 15 y 29 años son asesinadas cada año con estos artefactos, lo que convierte a la violencia armada en la tercera causa de muerte en este grupo de edad.
El tráfico ilegal de armas aumenta la delincuencia
Uno de los mayores desafíos es la transición de armas legales a mercados ilícitos, lo que alimenta la criminalidad, el terrorismo y la inestabilidad en muchas regiones. Según la ONU, este fenómeno pone en riesgo la seguridad global y dificulta el desarrollo económico de los países más frágiles. La producción de armas mediante impresión 3D también ha incrementado la proliferación de este armamento letal.
Ante esta situación alarmante, la Agenda 2030 de la ONU busca reducir significativamente el flujo ilícito de armas de fuego de bajo calibre para mejorar la seguridad a nivel mundial.
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