En el transcurso de 2023, Elon Musk, presidente ejecutivo de Tesla, fundador de SpaceX y CEO de Twitter, prevé realizar pruebas de implantes neuronales en seres humanos a través de Neuralink. Se trata de una startup cuyo fin es mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad.
¿Cómo funciona la interfaz cerebro-computadora de Neuralink?
Concretamente, la firma con sede en San Francisco (California, EEUU) propone una interfaz cerebro-computadora. Implantable y cosméticamente invisible, la misma ayudará a personas incapacitadas a controlar una computadora o un dispositivo móvil con el cerebro.
Para ello, avanza Neuralink en su sitio web, un sistema robótico se encargará de insertar hilos a escala micrométrica en áreas del cerebro que controlan el movimiento. Cada hilo contiene muchos electrodos y se conecta a un implante denominado The Link (El Enlace).
De cara a cumplir los deseos de Musk, si bien no cuenta aún con el beneplácito de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EEUU y sus experimentos con animales han sido muy polémicos, la empresa impulsada por el multimillonario ha abierto un registro de pacientes. La idea es obtener información de ciudadanos interesados en inscribirse en futuros ensayos clínicos de Neuralink.
De manera especial, se pretende captar el interés de personas que sufran tetraplejia, tetraparesia, paraplejia, pérdida de visión, sordera o afasia.
¿Qué riesgos de seguridad plantean los implantes neuronales?
Sin embargo, desde la compañía estadounidense no han hecho referencia todavía a qué medidas está contemplando para garantizar, en la medida de lo posible, que sus implantes sean ciberseguros. Al respecto, Segurilatam ha consultado a una serie de expertos, quienes no han dudado en afirmar que no es una cuestión baladí.
En el caso de Patricia Muleiro, CISO y DPO de la Universidad de Navarra (España), observa que “la seguridad de estos implantes debe considerarse desde las fases iniciales del diseño hasta las de programación, prueba e implantación”. Y añade que uno de los mayores riesgos de estas interfaces es la posibilidad de que sean hackeadas”.
Por su parte, Ignacio Sotelo, director general de la Asociación Mexicana de Ciberseguridad (AMECI), advierte que “los implantes neuronales representan un desafío para la ciberseguridad”. Y aboga por una regulación específica y robusta. “Estamos hablando de la posibilidad de tener conectados los cerebros de millones de humanos a lo largo y ancho de todo el mundo. Realmente, es un asunto muy serio”, opina.
Y el colombiano Emanuel Ortiz, presidente de la Red de Investigación Académica en Ciberseguridad y Cibercrimen (RedCiber), declara que “es importante definir una metodología para proteger a los implantados de los riesgos cibernéticos”.
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