La violencia en Haití es incontrolable. La Policía Nacional es incapaz de contener a las pandillas. Y el Ejército es pequeño y está modestamente equipado. Ante esta situación, casi todos los países coinciden en que es necesaria la ayuda de la comunidad internacional para apoyar a la policía haitiana y lograr que la población no viva atemorizada.
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Misión de seguridad internacional para frenar la violencia en Haití
En octubre de 2022, desde el país caribeño se instó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a intervenir de cara a ayudar a frenar la escalada de violencia en Haití. Ahora, casi dos años después, se ha decidido establecer una misión de seguridad internacional que estará liderada por Kenia.
Oficialmente, no será una operación de la ONU. Pero ha sido autorizada por el Consejo de Seguridad, órgano que solicitó al secretario general de la organización, el portugués António Guterres, que estableciera un fondo fiduciario para canalizar las contribuciones voluntarias a la operación. Al respecto, el pasado mes de abril se confirmó que Canadá, Estados Unidos y Francia habían contribuido a la causa con una aportación de 18 millones de dólares.
Haití: un país debilitado por la violencia de las pandillas
La violencia en Haití es un asunto que debe preocupar a toda la comunidad internacional. Según María Isabel Salvador, representante especial del secretario general para Haití, “es imposible exagerar el aumento de la actividad de las pandillas en Puerto Príncipe y más allá, el deterioro de la situación de los derechos humanos y la profundización de la crisis humanitaria”. En este sentido, la ecuatoriana viene llamando la atención constantemente sobre la necesidad inexorable de restablecer las condiciones de seguridad en el país.
El balance del primer trimestre del año es desolador: la ONU ha reportado la muerte de 2.500 personas –de ellas, al menos 82 eran niños– como resultado de la violencia de las pandillas. Casi la mitad de las víctimas fueron alcanzadas por disparos durante ataques violentos contra sus barrios o enfrentamientos entre las pandillas y la policía. Y en dicho periodo, más de 400 personas fueron secuestradas para solicitar un rescate.
La inseguridad ha provocado que unas 362.000 personas hayan huido de sus hogares y que miles de menores no puedan asistir a la escuela. Y la violencia sexual y los abusos contra mujeres y niñas están aumentado en el país.
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