Hoteles City Express es una empresa mexicana con presencia en otros países latinoamericanos. De cara a proteger sus activos en diferentes territorios de la región, ¿cómo se estructura el departamento de Seguridad? ¿Con qué medios humanos y tecnológicos cuenta?
A grandes rasgos, el departamento de Seguridad está encabezado por el director del área y dividido en tres grandes áreas: security, BCP y safety. Contamos con cuatro empresas de seguridad que nos dan servicio a nivel nacional y en Latinoamérica. En cada uno de los hoteles, la estructura promedio es de tres elementos de seguridad. Y en temas tecnológicos disponemos de botones de pánico en cada uno de los hoteles, sistema de videovigilancia y GPS en cada una de nuestras van.
¿Cuáles son los principales desafíos y riesgos que debe afrontar en su operativa diaria? Al respecto, ¿cada país o ubicación presenta sus propias particularidades en materia de seguridad?
Los principales desafíos que debemos enfrentar son hurtos, secuestros virtuales, llamadas de extorsión, accidentes y fenómenos naturales y socioeconómicos. En cuanto a su segunda pregunta, efectivamente, para poder detectar particularidades en materia de seguridad por cada país o región se hace un análisis de riesgo.
Muchas empresas aprovecharon la inactividad de los meses más duros de la pandemia para revisar sus estrategias de seguridad. ¿También fue así en Hoteles City Express? ¿Qué aspectos relacionados con la seguridad han mejorado en los últimos dos años?
Hoteles City Express no dejó de dar servicio al cliente. Al contrario, nos sumamos al apoyo que dio el gobierno a doctores de otros países y a clientes que decidieron aislarse, haciendo frente a la pandemia y aplicando protocolos estrictos tanto locales como internacionales en lo que a este tema se refiere. Por lo que respecta a los aspectos de seguridad que han mejorado en los últimos años, sin duda, son los relacionados con la bioseguridad y la higiene.
Ya que nos hemos referido a la pandemia, ¿considera que las medidas de seguridad, o al menos algunas, que impuso el coronavirus SARS-CoV-2 han llegado para quedarse?
Sí, así es. Si bien es cierto que, actualmente, no es posible hablar de espacios completamente libres de microorganismos ni afirmar que no exista riesgo de contagio en un espacio determinado. De lo que sí podemos hablar es de la implementación de protocolos y medidas que, correctamente implementados, contribuyen a reducir en gran medida los riesgos de contagio.
Un ejemplo del buen hacer en seguridad de Hoteles City Express es la obtención de las certificaciones de la firma sueca SafeHotels Alliance. Bajo su punto de vista, ¿qué es lo más destacable de la seguridad de la cadena hotelera? ¿La alta dirección y los clientes valoran ese buen hacer del departamento de Seguridad Corporativa?
Sin duda, las certificaciones de seguridad y su aplicación en cada una de las propiedades son muy importantes. Una seguridad eficaz y eficiente eleva la calidad de un hotel. Cuando un cliente viene a nuestras instalaciones se tiene que sentir igual de seguro que cuando está en su casa. La alta dirección y los clientes valoran nuestro trabajo. La cuestión principal es que todos sean conscientes de la importancia que tiene la seguridad en una cadena hotelera. Y que la seguridad no es un gasto, sino una inversión.
Para finalizar, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo que cambia a un ritmo vertiginoso, ¿qué le preocupa como experto en Seguridad Corporativa? ¿Vislumbra nuevos desafíos en el horizonte cercano o a mediano plazo?
La seguridad necesita aprender a funcionar en un entorno más complejo y con mayores expectativas y demandas. Y, al mismo tiempo, el trabajo se realizará en entornos de mayor riesgo y amenazas.
Uno de los sectores más golpeados por la actual crisis es el turismo. Se enfrenta al reto de una reapertura en medio del temor a un rebrote. Y también al agotamiento generado por el confinamiento y los cambios transitorios o permanentes que se presentarán tras el control de la pandemia.
A pesar de que muchos destinos ya están abiertos a los turistas, en algunos la incertidumbre es grande. Y surgen preguntas. ¿Qué tan preparados están los establecimientos y operadores turísticos para garantizar la bioseguridad? ¿Será más fuerte el temor a contagiarse o las ganas de viajar? Y en el caso de quienes estén dispuestos, ¿tendrán los recursos suficientes para asumir el gasto y los riesgos?
