En los últimos meses, las empresas estadounidenses Synchron y Neuralink han adquirido notoriedad por su desarrollo de chips cerebrales. En el caso de la primera, en diciembre de 2021 anunció que un paciente australiano con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) se convirtió en la primera persona del mundo en enviar un tuit a través de la interfaz de computadora cerebral Stentrode.
En cuanto a Neuralink, fundada por el magnate Elon Musk, desea que sus chips implantados en el cerebro humano contribuyan a curar enfermedades o facilitar que quienes las padecen puedan disfrutar de una mayor autonomía y movilidad.
Pero, ¿qué desafíos plantean los chips cerebrales en materia de salud, ciberseguridad y privacidad? Con el objetivo de dar respuesta a dicha pregunta, Segurilatam ha consultado a expertos como el doctor Andrés Gamboa, neurocirujano del Hospital La Católica de Costa Rica.
Doctor, ¿qué opinión le merece la implantación de chips en el cerebro y que estos puedan contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas?
La posibilidad de llegar a implantar chips de estimulación cerebral para el tratamiento de enfermedades crónicas, o de lesiones establecidas por otra lesión, es, probablemente, el mayor avance experimentado por la medicina en las últimas décadas.
Mejorar la calidad de vida de las personas con lesiones establecidas, o enfermedades que puedan ser susceptibles de una evolución positiva con la simple implantación de un chip a nivel cortical o profundo en el cerebro, sería algo sumamente importante.
Desde el punto de vista de la neurocirugía, ¿qué desafíos plantean los chips cerebrales? ¿Su implante es sencillo o se trata de una cirugía delicada?
Desde un punto de vista neuroquirúrgico, el desafío en la implantación de los chips en el cerebro se basa específicamente en qué ubicación debe ser colocado cada uno de los estimuladores dependiendo de la función que queramos que realicen en el sujeto. Realmente, la dificultad para el neurocirujano radica en escoger el lugar adecuado para que el chip tenga su mayor expresión y beneficio para una persona.
En cuanto a su segunda pregunta, el procedimiento de colocar un chip no debería ser complejo para un neurocirujano. Sin embargo, como he comentado anteriormente, debe estudiarse de forma muy detallada y específica el lugar adecuado.
¿Este tipo de implantes cerebrales puede tener efectos perjudiciales para la salud a corto, medio o largo plazo?
La incidencia debería ser sumamente baja. Ello es así porque las sustancias de estos dispositivos tienen poca interacción o capacidad de generar algún tipo de reacción inflamatoria del organismo de la persona. Debería ser un procedimiento sumamente limpio y no tener ninguna complicación secundaria. Siempre es posible que exista algún tipo de hemorragia, sangrado, irritación cortical o formación de reacción inflamatoria. Pero la probabilidad es sumamente baja.
¿Considera que la implantación de chips cerebrales debería estar regulada a través de una ley o normativa?
Por supuesto. Tendría que existir una normativa sobre la colocación de chips en el cerebro tanto para la escogencia del sujeto como para la casa comercial que fabrica el dispositivo. Esto debe ser imprescindible.