En los últimos meses, los implantes neuronales han adquirido notoriedad a través de las empresas estadounidenses Synchron y Neuralink. En cuanto a la primera, a finales de 2021 comunicó que, gracias a su interfaz computadora-cerebro, un paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) pudo publicar un tuit sirviéndose solamente del pensamiento. Por lo que respecta a Neuralink, a cuyo frente se encuentra el magnate Elon Musk, ya ha realizado test con cerdos y primates –en el caso de estos últimos, no exentos de polémica–.
El objetivo de dichos implantes es curar enfermedades o facilitar que quienes las padecen puedan disfrutar de una mayor autonomía y movilidad. Pero, ¿qué desafíos plantean en materia de salud, ciberseguridad y privacidad? Para dar respuesta a dicha pregunta, Segurilatam ha entrevistado a profesionales como el doctor Fabián Cremaschi, miembro de la Asociación Argentina de Neurocirugía (AANC) y presidente de la Sociedad Argentina de Neuromodulación (SANE).
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¿Qué opinión le merecen los implantes neuronales y la posibilidad de que puedan contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas?
Primero, es muy importante aclarar que la colocación de elementos en el cerebro para conseguir mejorar la calidad de vida de los pacientes no es nueva en absoluto. El profesor Alain-Louis Benabid inició la Deep Brain Stimulation (DBS) o estimulación cerebral profunda en 1987 con la finalidad de tratar pacientes con enfermedad de párkinson.
Se trata de un procedimiento que ya es de rutina para el tratamiento no solo de dicha enfermedad, sino de otras como temblor, distonía, epilepsias, trastornos alimentarios, trastornos psiquiátricos como la depresión, trastornos obsesivos compulsivos, agresividad e inclusive enfermedad de Alzheimer, entre otras indicaciones modernas y en investigación. Por lo tanto, el implante de electrodos cerebrales profundos ya viene mejorando la calidad de vida de miles de personas alrededor del mundo hace 35 años.
Segundo, hay que aclarar que lo propuesto por las empresas Synchron y Neuralink son dos procedimientos totalmente diferentes. Synchron promueve su Stentrode, que es una neuroprótesis para el tratamiento de pacientes con parálisis severa. Ha recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EEUU para comenzar las investigaciones como Investigational Device Exemption (IDE). Como tal, no es exactamente un chip implantado en el cerebro, sino una interfaz endovascular cerebro-computadora que se coloca como un stent a través de la yugular.
La función propuesta por Synchron no es similar a la de Neuralink, sino a BrainGate, cuyos resultados fueron publicados previamente, y otras interfaces cerebro-computadora con la finalidad de ayudar a los pacientes a utilizar objetos a pesar de no poder mover sus extremidades. Synchron tiene varias publicaciones en modelos animales como ovejas y bovinos. Al igual que la DBS, la interfaz cerebro-máquina no es algo nuevo en medicina. Synchron propone una ventaja técnica en relación a otros procedimientos.
Por otro lado, a la hora de realizarse esta entrevista, Neuralink no tiene ningún tipo de aprobación por la FDA. Haciendo una revisión en PubMed, no hay artículos científicos publicados sobre los resultados de su aplicación en modelos animales de primates no humanos. Hay una publicación de Elon Musk sobre el desarrollo preliminar del chip en ratas. Y su neurocirujano principal, el doctor Matthew MacDougall, tampoco tiene publicaciones científicas relacionadas con el tema en las que brinde información científica sobre indicaciones, técnica quirúrgica u otros aspectos médicos.
Desde el punto de vista de la neurocirugía, ¿qué desafíos plantean los implantes neuronales?
Como todo procedimiento quirúrgico, los desafíos son las indicaciones y contraindicaciones correctas, mejorar la seguridad intra y postoperatoria para el paciente, mejorar los implantes actuales en todos sus aspectos técnicos y abaratar costos para permitir un mayor alcance de estas técnicas para los pacientes que los necesitan. Un desafío adicional es hacer conocer al público general lo científico y médico de lo contrario.
Toda neurocirugía es delicada. No hay ningún procedimiento libre de riesgo y es algo que debe quedar suficientemente aclarado en la población general.
¿Este tipo de implantes puede tener efectos perjudiciales para la salud a corto, medio o largo plazo?
Como se dijo previamente, todo procedimiento quirúrgico implica riesgos quirúrgicos y anestesiológicos. En el caso de los implantes cerebrales, se agregan reacciones de cuerpo extraño y mal funcionamiento del hardware y del software que controla los dispositivos.
¿Considera que la implantación de este tipo de implantes debería estar regulada a través de una ley o normativa?
Los implantes neuroquirúrgicos ya son parte del armamentario médico habitual hace más de tres décadas. Instituciones científicas de renombre como la Asociación Argentina de Neurocirugía (AANC), la SANE, la Sociedad Latinoamericana de Neurocirugía Funcional y Estereotáctica (SLANFE), la International Neuromodulation Society (INS) y la World Society for Stereotactic and Functional Neurosurgery (WSSFN), entre muchas otras sociedades científicas internacionales, nacionales y regionales, supervisan las prácticas con fundamento científico y ético.