¿Cuáles son, bajo su punto de vista, los tres grandes desafíos de orden nacional en materia de protección de infraestructuras críticas a los que se enfrenta México?
El primero se refiere a las condiciones geográficas de México. Dada su exposición a huracanes y ciclones, así como a fuertes sismos. Sobre todo en el Pacífico sur, las obras de infraestructura crítica se ven sometidas a intensas pruebas año tras año. El segundo se refiere a las actividades de delincuencia organizada que, mediante la extorsión a las autoridades e incluso a los responsables de las obras, buscan mantener su fuerza y presencia. Y aunque menos visible, pero de consideración, se encuentran las organizaciones terroristas internacionales, que, en la medida en que México es de forma regular el segundo o el primer socio comercial de Estados Unidos, es un elemento a considerar.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha aprobado la creación del Seminario Universitario de Estudios sobre Democracia, Defensa, Dimensiones de la Seguridad e Inteligencia (SUEDDSI). ¿Cómo puede contribuir una iniciativa académica de estas características a la protección de las infraestructuras críticas mexicanas?
El acuerdo de la creación del seminario a instancias del rector, el Dr. Enrique Graue, el 28 de agosto de este año, supone que la UNAM, por primera vez y de forma constante y transdisciplinaria, abordará la problemática de los sectores de defensa, seguridad e inteligencia. Gracias a la sólida estructura institucional de la universidad se cuenta con estudios y especialistas de primer nivel internacional. Me refiero al Instituto de Geografía, el Centro de Estudios de Género y las facultades de Ciencias Políticas, Medicina, Derecho e Ingeniería, sin dejar de lado los planteles en varias partes del país: Juriquilla, León, Mérida, etc.
Uno de los objetivos del seminario es colaborar y proponer procedimientos de colaboración con autoridades, entidades y sector productivo para aportar al desarrollo de México, en primera instancia. Por otra parte, con la participación de especialistas de diversas áreas de las ciencias y la tecnología, se plantea la colaboración con los sectores empresariales del país y otras partes del mundo, así como con organizaciones sociales.
Algunos profesionales de la seguridad consideran que sería muy positivo incorporar a psicólogos o profesores universitarios a sus equipos. ¿Está de acuerdo? ¿Es aconsejable, en la medida en que los presupuestos económicos lo permitan, incluir nuevos perfiles profesionales a las áreas de Seguridad?
Estoy por completo de acuerdo. Sin duda alguna, no sólo es positivo sino necesario. En el caso del SUEDDSI, se contempla la incorporación de la Facultad de Estudios Profesionales de Iztacala (Estado de México) para, precisamente, contar con la carrera de Psicología y su reconocido Servicio de Atención Psicológica. Incluso en el equipo que participó en el diseño original de seminario participaron profesionales de la psicología y de la Escuela Nacional de Trabajo Social para atender problemáticas profundas como las violencias intrafamiliar y machista.
Por lo que hace a la sustancial aportación de la ciencia de la psicología a las áreas de la seguridad, se encuentran el estudio, análisis y observación de las conductas respecto a los cambios de personalidad y los efectos sobre el funcionamiento de las organizaciones y sistemas sociales. Por ejemplo, una pregunta difícil, pero directa, en cuanto a prácticas terroristas: ¿por qué los practicantes del catolicismo no se suicidan cometiendo atentados? La psicología es un área prioritaria en los estudios y las medidas de seguridad para las infraestructuras críticas.
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Encontrarás la entrevista completa a Javier Oliva Posada, profesor e investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en el número 26 de la revista ‘Segurilatam’.