Juan José Camacho Gómez PresidenteAsociación Mexicana de Rociadores Automáticos (AMRACI)

Juan José Camacho Gómez (AMRACI): “Los incendios son una problemática que no se analiza en su justa dimensión”

Juan José Camacho Gómez, presidente de la Asociación Mexicana de Rociadores Automáticos (AMRACI).

Juan José Camacho Gómez, presidente de la Asociación Mexicana de Rociadores Automáticos (AMRACI).

Salvar vidas. Ese es el lema de la Asociación Mexicana de Rociadores Automáticos (AMRACI), a cuyo frente se encuentra Juan José Camacho Gómez. En la entrevista concedida a ‘Segurilatam’, explica cuáles son los principales objetivos de la organización sin fines de lucro y comparte su opinión sobre qué desafíos afronta el país en materia de prevención de incendios.

¿Cuándo se creó AMRACI? ¿Qué socios están integrados en ella y cuáles son los objetivos de la asociación?

AMRACI es una organización sin fines de lucro constituida en al año 2012 que integra y representa a las firmas de ingeniería, empresas instaladoras, distribuidoras, fabricantes y aseguradoras más reconocidas y calificadas del sector contra incendios en México. Existimos con el fin de impulsar, mejorar, legislar, profesionalizar y promover la cultura de prevención y protección a través del desarrollo de normas, códigos, buenas prácticas de diseño, instalación y mantenimiento y el uso de productos certificados con el objetivo de salvar vidas y proteger propiedades.

A grandes rasgos, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta México en materia de prevención de incendios?

Por sus características, México está expuesto a diversos fenómenos de origen natural y humano, cuyos efectos se manifiestan recurrentemente en el territorio y en los asentamientos, la infraestructura y el entorno, magnificándose por condiciones preexistentes de vulnerabilidad. El nivel de predicción de estos fenómenos resulta pequeño, característica que implica una vigilancia y monitoreo permanentes de todos ellos. Y, por su puesto, que se consolide con el fomento de una cultura de la prevención de desastres.

Enfatizando en los fenómenos químico-tecnológicos, dentro de los cuales están clasificados los incendios urbanos en el atlas de riesgos, aún se encuentran lejos de demostrar su relevancia, trascendencia y acciones preventivas que son requeridas para evitar sus impactos sociales, económicos y medioambientales.

Porque hablar de los incendios es hablar de una problemática que aún no se analiza en su justa dimensión, no es considerado un tema de agenda pública. Se sabe poco o casi nada de la periodicidad con la que suceden, de los efectos colaterales que ocasionan. Y no se miden o cuantifican en relación a la interrupción de operaciones, la suspensión de entrega y salida de insumos para las distintas cadenas productivas, la pérdida de empleos, las afectaciones al medio ambiente, etc.

La falta de estadísticas para medir y poner de manifiesto los efectos devastadores que ocasionan los incendios nos traslada a otro tema en donde existe una cuenta pendiente para ofrecer mayor seguridad a los ocupantes de las distintas edificaciones, llámese industria, comercio o turismo. Me refiero a un marco jurídico que no ofrece claridad, homogeneidad, estandarización y suficientes elementos normativos para establecer las condiciones mínimas y adecuadas al contexto actual, en donde los riesgos se han incrementado, ya sea por su ocupación, almacenamiento, altura, etc., dando como resultado una evidente discrecionalidad en la aplicación del uso de los sistemas de prevención, protección, compartimentación, evacuación y actuación de emergencias, variando los lineamientos entre un estado y otro y de municipio a municipio.

¿La sociedad mexicana está lo suficientemente concienciada del papel que desempeñan los rociadores automáticos para salvar vidas y proteger propiedades?

Sin duda, es una materia pendiente que representa un área de oportunidad para nuestro sector. Pero como sociedad es imprescindible que aprendamos del pasado, que tomemos las experiencias vividas. Como lo ocurrido en la discoteca Lobohombo el 20 de octubre del año 2000, donde 22 seres humanos perdieron la vida y 40 personas quedaron heridas; o el caso sucedido en el Centro de Cuidado Infantil de la Guardería ABC en Hermosillo, donde murieron 49 niños.

Nosotros sabemos que uno de los aspectos fundamentales de protección en la ingeniería contra incendios es el uso de sistemas automáticos, como los sistemas de rociadores, mismos que son obligatorios en otros países para muchos tipos de edificios porque brindan certeza en la seguridad de las personas. El reto es difundir esta certeza entre la sociedad civil.

De las acciones impulsadas desde AMRACI para prevenir incendios, ¿cuáles destacaría por su relevancia?

Sin duda, nuestra Campaña Nacional de Prevención Contra Incendios, iniciativa que ha llegado a su octava edición y que promueve tres principales ejes de autocuidado y prevención: cómo actuar antes, durante y después de un incendio, consejos en el hogar y consejos en los centros de trabajo. En ella se invita a portar un moño naranja como símbolo de la prevención y tomar un selfie y compartirlo en nuestras redes. Pero también invitamos a que se realicen sesiones informativas, charlas de autoprotección, simulacros y jornadas técnicas en la casa, escuela, colonia o trabajo.

Es de destacar que, en el marco de esta octava campaña, firmamos un convenio con la alcaldía de Azcapotzalco en el que sumaremos esfuerzos para llevar a cabo la capacitación de niños y niñas de la demarcación, visitando sus escuelas y desarrollando un programa de educación en materia de prevención contra incendios que pueda ser implementado por sus profesores.

Además, estamos muy contentos porque está muy próxima la declaración del 8 de octubre como el Día Nacional de la Prevención de incendios, suceso que cambiará por completo la manera en que se aborda este problema de salud pública, generando una nueva cultura en la materia.

Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo que cambia a un ritmo vertiginoso, ¿qué le preocupa como experto en seguridad? ¿Qué nuevos desafíos vislumbra en el horizonte cercano o a mediano plazo relacionados con la protección contra incendios? ¿El cambio climático es uno de ellos?

La preocupación es el deterioro del medio ambiente y la poca acción que hacemos como sociedad para revertir sus efectos. Podemos hacer mucho más. Los desafíos en materia de protección contra incendios son las nuevas tecnologías tales como baterías de litio, almacenes robotizados, nuevos materiales de construcción… Sin embargo, en la industria de la protección contra incendios hay suficiente infraestructura para investigar y proponer soluciones a estos desafíos.

Sí, definitivamente, el cambio climático es un desafío. Las soluciones en protección contra incendios deben contribuir a mejorar el medio ambiente o, por lo menos, no dañarlo. Hay ejemplos que demuestran que esta industria es responsable, desde dejar de usar halones y HFC en agentes limpios o desarrollar espumas que no contengan flúor hasta diseñar sistemas de rociadores más eficientes.

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