-Antes de abordar la inteligencia en instalaciones vitales, ¿podría explicar cuándo surgió el interés en México por reforzar la seguridad en las denominadas infraestructuras críticas o estratégicas?
Aproximadamente, hace unos 35 años. Por aquel entonces, algunas organizaciones sindicales amenazaban con llevar a cabo huelgas y paralizar las instalaciones eléctricas que abastecían a la Ciudad de México. Fue entonces cuando la Secretaría de Gobernación promovió la creación del Grupo de Coordinación de Instalaciones Estratégicas (GCIE), encargado de definir a estas últimas.
-¿Cómo fue ese proceso de definición o clasificación? ¿Quiénes tomaron parte en él?
Yo fui el encargado de liderar el GCIE. Una vez que se puso en marcha el grupo, promovimos reuniones con las partes interesadas. A un lado de la mesa estaba prácticamente todo el Gabinete de Seguridad Nacional y al otro las empresas proveedoras de los servicios esenciales como Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, etc. Y tanto a las entidades públicas como a las privadas les dijimos lo mismo: no estamos interesados en sus activos, sino en garantizar la prestación de los servicios esenciales, en procurar que el país continúe funcionando con normalidad.
Dentro de su agenda de trabajo, el GCIE definió los riesgos y las categorías con base a una metodología básica: análisis del impacto, probabilidad de ocurrencia y tiempo de recuperación. Y todo ello, por supuesto, con un centro de atención prioritario: la protección de las personas.
Se hicieron divisiones territoriales por cada uno de los sectores de interés, que contaron con su análisis de riesgo correspondiente. Y, obviamente, con una perspectiva de actualización, porque en las evaluaciones de riesgos no hay que olvidar condicionantes como el clima, los sismos, etc. En definitiva, se habló con las empresas para tener claro qué había que proteger para asegurar la prestación de los servicios esenciales y cuál era el nivel de riesgo.
-Tras haber desempeñado cargos públicos como el de consejero de Seguridad Nacional, subsecretario de Seguridad Pública, director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), etc., pasó al sector privado. ¿Cuándo se fundó Madison Inteligencia?
Madison Inteligencia se creó en 2010 y se dedica a la inteligencia y el análisis de riesgos. Su oferta inicial se ha enriquecido con otros servicios como el de brindar una visión integradora de soluciones de seguridad con una perspectiva estratégica. Eso ha sido así porque nuestros clientes nos demandaban propuestas para reforzar la seguridad física de sus instalaciones para protegerlas del crimen organizado y otras amenazas. Y para darles respuesta apostamos por Ample Security by Madison Intelligence, una empresa que fundamos en 2017 y en la que integramos soluciones de seguridad desde un punto de vista estratégico. Vamos más allá de la oferta convencional basada en lo último en cámaras de CCTV o en drones que vigilan un área específica. Nos centramos en las necesidades del usuario, hacemos una evaluación y elaboramos planes maestros de seguridad. No nos dejamos seducir por las novedades del mercado. Muy al contrario, es primordial diseñar un plan que posibilite dar una respuesta a la medida del usuario.
Cuando nos preguntan cuántas cámaras hay que instalar o cuántos vigilantes se deben contratar, nosotros respondemos: primero, dejen que hagamos una evaluación. Somos como los arquitectos: antes de levantar un inmueble es preciso estudiar el terreno y, después, elaborar un plano. En el mundo de la seguridad sucede lo mismo: no debemos empezar a poner los cimientos hasta que no sepamos a qué nos enfrentamos. Y en esa labor, el analista juega un papel fundamental. Es preciso conocer todas las áreas de una organización: recursos humanos, operaciones, marketing, etc., para tener una visión más global y efectiva de los riesgos.
Una manera de ilustrar lo anterior es con el siguiente ejemplo: ¿de qué sirve tener la mejor cerradura si el problema está puertas adentro, si el ladrón se encuentra en tu propia organización? Eso es inteligencia, una gran visión aplicable a cualquier entidad, incluyendo a las que gestionan instalaciones estratégicas o vitales. Prevenir es sinónimo de conocer tus eslabones más débiles.
-¿Está de acuerdo en que la prevención es esencial llegado el momento de plantearse proteger una instalación estratégica o vital?
Sí. Yo soy más partidario de la prevención que de la reacción. Dicho lo cual, permítanme una reflexión y una opinión muy personales: es más sencillo o barato prevenir que reaccionar. Cuando una instalación estratégica o vital sufre un atentado, es relativamente fácil valorar cuánto va a costar que vuelva a la normalidad. Otra cosa bien diferente es prevenir. Los responsables de esas instalaciones han de tener claro que es mucho más difícil invertir en prevención que en reacción.
-Bajo su punto de vista, ¿quienes gestionan instalaciones vitales están lo suficientemente concienciados en materia de inteligencia?
No. La inteligencia se ha quedado a nivel operativo, donde se emplea el sentido común para sobrevivir. A nivel estratégico es otra cosa, ahí hablamos de una gran visión. La inteligencia es la capacidad de prever, de anticipar, de tomar la mejor decisión posible partiendo de unos indicadores. Es algo que hay que desarrollar. La información procesada, el conocimiento operable, es inteligencia. Y, hoy por hoy, es obvio que esa gran visión no es tenida en cuenta en la protección de las instalaciones vitales.
-¿Cuál es su opinión ante la transformación que está viviendo México, donde, cada vez más, las instalaciones estratégicas van a ser gestionadas por el sector privado?
Creo que es un reto. Pero bienvenida sea la iniciativa privada, ya que contribuirá a que crezca el país. Sin duda, los monopolios deforman la industria y la competencia la aviva. Y en términos de competencia, el sector privado ayudará a que mejore México. Vienen muy buenos tiempos. Tiempos de transformación y transición que, obviamente, supondrán un esfuerzo, hay que entenderlo. Pero todos saldremos ganando.
-Por último, ¿cree que en América Latina se ha desarrollado una cultura de inteligencia y seguridad lo suficientemente robusta?
En Latinoamérica y el resto del mundo existe una comunidad de seguridad muy importante. Y ello es así porque hay desafíos comunes, problemas globales como el terrorismo. Pero, respondiendo a su pregunta, creo que en América Latina no se ha desarrollado una cultura de inteligencia y seguridad al mismo nivel que en Europa o EEUU. ¿Por qué? Insisto en lo que he comentado anteriormente: la inteligencia se ha quedado a nivel operativo. Entonces, es preciso afianzar una cultura y eso supone hablar de lenguaje, conceptos, costumbres… En ese sentido, felicito a Segurilatam por su trabajo. A través de la publicación promueven el desarrollo de una cultura de seguridad integral a nivel latinoamericano. Enhorabuena.