-¿Qué desafíos representan los centros de distribución desde el punto de vista de la seguridad?
La actividad logística siempre es compleja porque es dinámica. En los centros de distribución la complejidad radica en hacer un traje a medida de acuerdo a la operación y los riesgos de la zona. La inversión en seguridad no es la misma para un almacén pequeño con poco volumen en una plaza de riesgo bajo que para otro que se encuentre en una ubicación con un riesgo alto. Tenemos tres categorías de almacenes de acuerdo a su riesgo y, en función del mismo, ponemos en práctica planes de seguridad física y auditorías acordes a cada situación.
-¿Tan importante es realizar un óptimo control de accesos como vigilar que los propios empleados no cometan hurtos?
Los accesos a los centros de distribución son muy importantes porque los principales riesgos en los almacenes en materia de protección de activos son dos: evitar el robo hormiga –hurtos de poco valor– y una invasión. Y en ambos casos los productos salen por las puertas. Pero es sólo una parte. Como saben, la seguridad física se da a través de círculos de protección. La seguridad exterior es muy importante para evitar accesos no autorizados y desde ese momento empieza la misma, por lo que hay que coordinarse con el parque industrial, las autoridades y otros mecanismos de vigilancia remota con el objetivo de estar prevenidos y preparados en caso de algún posible siniestro.
“Los accesos son muy importantes porque los principales riesgos a evitar en los almacenes son el robo hormiga –hurtos de poco valor– y una invasión”
Por otro lado, la seguridad de los almacenes de empresas multinacionales siempre llevan parejos estándares que son de cumplimiento global, si bien existe la necesidad de tropicalizar los mismos de acuerdo a la realidad local. Por ejemplo, los robos de carga en EEUU se llevan a cabo con un modus operandi en el que la violencia es menor y la negligencia del operador es mayor. En cambio, en México y Brasil, por citar algunos ejemplos, el robo de carga es mucho más violento y tiene asociada la privación ilegal de la libertad del operador, por lo que los procesos y protocolos de seguridad se adaptan a estas circunstancias. Pero si vamos más a detalle, la delincuencia también va cambiando y hay que estar al día para no ser vulnerables.
-Independientemente de su tamaño y actividad, ¿el fraude interno es uno de los principales retos que han de afrontar las organizaciones?
Sí, en el sentido de que si hay fuga de información el daño potencial podría ser mucho mayor. Al respecto, conviene recordar que los delitos se realizan una vez que los criminales tienen información para delinquir. Y si la misma procede de la propia organización, el problema pasa a ser mayor… Por dicho motivo, los procesos de contratación y selección de personal deben ser muy minuciosos.
-¿Qué papel juega el sector de la seguridad privada en la protección de los principales activos, como los centros de distribución, de empresas como Amazon?
Su papel es esencial porque un plan de protección no funciona como los engranajes de un reloj si falta una pieza. En este sentido, a la parte conformada por los procesos, los estándares y las autoridades debe sumarse la de la seguridad privada. Esta última es la principal cara de la protección y el primer frente de batalla para combatir el crimen a través de métodos preventivos como los procesos disuasorios o de manera reactiva con los de control y detección.
-Bajo su punto de vista, ¿la reputación de la seguridad privada en América Latina está en entredicho por culpa de las empresas que operan al margen de la ley? ¿Debería existir una mayor regulación y un control más riguroso del sector?
Sí. Lamentablemente, el negocio de la seguridad se ha prostituido en ocasiones y ha crecido como una plaga. Por desgracia, hay empresarios oportunistas que no quieren trabajar de forma legal para evitar pagar impuestos, no cumplir con las normas de cumplimiento que les obligan a invertir más, etc. Por otra parte, el cliente final debe asegurarse de que la empresa que contrata no opera al margen de la ley. Y esto también forma parte del problema, es algo muy habitual en Latinoamérica, donde la cultura de la corrupción pareciera ser general. Como decía anteriormente, la solución pasa, en buena medida, por el usuario final.
-Entre los cometidos de su departamento figura la protección de los ejecutivos de Amazon. ¿La inseguridad en la región ha propiciado una mayor demanda de servicios de protección ejecutiva en los últimos años?
En Amazon contamos con distintos planes diseñados para la protección de los ejecutivos de la compañía. En cuanto a su pregunta, efectivamente, hay una mayor demanda de servicios de protección ejecutiva, lo cual no significa que sean más costosos. Es decir, no siempre hay que invertir en lo más caro y ostentoso para ser eficaz. Creo que es mucho mejor tener un perfil bajo y apostar por la prevención.
“De cara a prevenir el fraude interno en las organizaciones, los procesos de contratación y selección de personal deben ser muy minuciosos”
-En 2017 se incrementaron notablemente los robos a transportistas y camiones de carga en carretera en México. ¿Qué iniciativas lleva a cabo su departamento para evitarlos?
Así es. El robo de carga es un problema nacional que ha impactado seriamente a todas las empresas y, en comparación con 2017, este año está aumentando el número de casos. Además de las medidas de seguridad propias, intentamos hacer frente a este tipo de robos estableciendo sinergias con otras compañías, asociaciones, corporaciones policiales y diferentes entidades para, entre todos, poder blindar las áreas de mayor riesgo. Asimismo, hay que apostar por la tecnología y promover la denuncia de los ilícitos.
-Más allá de la seguridad física, los ciberdelincuentes se sirven de correos electrónicos falsos y sitios web que simulan ser los oficiales o corporativos para robar las claves de los usuarios. ¿Cómo opera Amazon para hacerle frente al ciberdelito?
El área de ciberseguridad tiene los controles más estrictos a nivel global. Y afortunadamente en lo personal, este no ha sido un problema aún. Sin embargo, suele decirse que la cadena se rompe por el eslabón más débil y es factible que al cliente le clonen su tarjeta en otros establecimientos y la usen para hacer compras en empresas bien establecidas. Por suerte, actualmente muchas organizaciones monitorean de forma preventiva comportamientos inusuales para tomar las medidas necesarias y evitar fraudes.
“El papel de la seguridad privada es esencial porque un plan de protección no funciona como los engranajes de un reloj si falta una pieza”
-En los últimos meses, casos como el de Facebook han puesto en el punto de mira a las grandes compañías. Bajo su punto de vista, ¿la legislación sobre protección de datos de carácter personal en América Latina está a la altura de las normas estadounidenses y europeas o, en esta materia, es preciso avanzar?
La legislación latinoamericana no está a la altura de la estadounidense o de la europea. Pero muchas redes sociales pertenecen a empresas multinacionales en cuyos países de origen existen leyes que les exigen contar con los mejores mecanismos de control. Y eso beneficia a la hora de operar en otras regiones, ya que los estándares que se aplican de manera general son los globales. Dicho esto, los hackers y la ciberdelincuencia siempre están buscando la forma de vulnerar y obtener un beneficio. Por lo tanto, el reto es seguir avanzando tanto en materia de legislación como de seguridad de la información.
-¿Qué ha supuesto para usted ser presidente de ASIS Capítulo México?
Siempre he estado convencido de que como profesionales de la seguridad debemos retribuirle algo a la sociedad y a México. Y yo soy una persona muy agradecida porque he recibido mucho del gremio y soy un apasionado de la seguridad. Y para mí, una de las mejores formas de hacerlo era desde ASIS Capítulo México, una asociación que aprecio y a la que pertenezco desde hace mucho tiempo. Además, su misión principal es la capacitación de las personas y, en ese sentido, nuestra obligación es formar profesionales mejor preparados para los retos que estamos viviendo.
