-¿Cuándo se constituyó la Federación de Cámaras de Seguridad Privada del Mercosur (Fesesur)? ¿Qué organizaciones integran la federación y cuáles son sus principales objetivos?
Fesesur se constituyó a finales de 1994. Nació de la necesidad de crear una entidad que fuese un punto de apoyo para la seguridad privada del Mercado Común del Sur (Mercosur). Los presidentes de las cámaras de empresas de seguridad privada de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay se unieron con el objetivo de colaborar buscando estandarizar los procedimientos en cada país.
Generalmente, esa búsqueda de un procedimiento estandarizado tiene como objetivo principal operar en consonancia sin dejar de respetar los regionalismos e idiosincrasias de cada país. Y, eventualmente, trabajar con las autoridades en caso de que algún miembro necesite apoyo.
En la actualidad, Fesesur está conformado por la Asociación Brasileña de Empresas de Vigilancia y Seguridad (Abrevis), la Asociación Nacional de Entidades de Seguridad Privada (Andevip) de Colombia, la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (Caesi), la Cámara de Empresas de Seguridad Integral (CESI) de Uruguay, la Cámara Paraguaya de Empresas de Seguridad (Capaes) y la Federación Boliviana de Seguridad Privada (Febosp). Y el presidente de Fesesur es el uruguayo Jonnhy Sanna.
-¿Cómo ha impactado la crisis del COVID-19 en las empresas de seguridad privada que operan en el Mercosur?
Al verse afectados los clientes, la crisis ha tenido un fuerte impacto en los contratos firmados con nuestro sector. Aproximadamente, la caída ha sido del 20%. Pero, en la práctica, la pérdida fue mayor, ya que se tomaron medidas administrativas y burocráticas que, en gran medida, aumentaron el sangrado de flujo financiero. Los gastos inesperados en concepto de despidos, las multas o la devolución de insumos han lastimado brutalmente la parte financiera de las empresas.
“Al verse afectados los clientes, la pandemia ha tenido un fuerte impacto en los contratos firmados con el sector de la seguridad privada”
-¿Cómo contribuye el sector a prevenir contagios por coronavirus? ¿Qué tipo de servicios está prestando para evitar la propagación del COVID-19?
El sector participa directamente en la aplicación de las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias. Los profesionales que operan con el público han sido capacitados y realizan funciones importantes como el control de personas y materiales, verificando las condiciones de asepsia y conservación. Y vigilan el flujo humano en los lugares donde prestan servicio, exigiendo el cumplimiento de las medidas adoptadas por sus clientes, quienes, a su vez, son orientados por las autoridades.
-¿Los servicios de seguridad privada han sido considerados servicios esenciales en el Mercosur?
Efectivamente. Como no podía ser de otra manera, la seguridad privada ha sido considerada un servicio esencial por los gobiernos de la región. Aunque las actividades relacionadas con el comercio, la industria o el transporte se han restringido al mínimo en todos los países, los diferentes sectores deben ser protegidos y hay muchos servicios que no han sido interrumpidos: transporte de valores, sucursales bancarias, hospitales, organismos oficiales vinculados a la salud… La seguridad privada es esencial para que las sociedades continúen funcionando.
Afortunadamente, las autoridades se han dado cuenta de la extrema importancia de nuestro sector en la lucha contra el coronavirus y han permitido a las compañías de seguridad privada prestar los servicios que la sociedad necesita.
“Afortunadamente, las autoridades se han dado cuenta de la extrema importancia de nuestro sector en la lucha contra el coronavirus”
-Bajo su punto de vista, ¿la labor del sector está siendo lo suficientemente reconocida?
Sí. Tanto los contratistas pequeños como los grandes reconocen la importancia de la seguridad privada en la actual situación de pandemia. Las industrias, el comercio, los centros comerciales y numerosas actividades solo pueden sobrellevar la pandemia con la colaboración del sector, encargado de proteger y controlar sus instalaciones.
-A juicio de Fesesur, ¿cómo debe ser el papel de la seguridad privada en la vuelta a la normalidad?
Personalmente, no creo que las reglas que la crisis ha impuesto en prácticamente todo el mundo pueda llamarse un retorno a la normalidad. El mundo ya no será el mismo después de esta pandemia. La humanidad se adaptará a nuevas costumbres, formas de comunicarse, hábitos de desplazamiento… La vida urbana ya no será la misma en lo relativo al uso de bienes comunes. A partir de ahora habrá que tener en cuenta una gama completamente nueva de precauciones, cuidados y controles.
La seguridad privada se adaptará a este escenario para evitar una propagación del coronavirus. Se crearán nuevas técnicas operativas que se vincularán más allá de la preservación de la vida y del patrimonio. Y habrá protocolos de salud para que los profesionales de la seguridad privada puedan protegerse y, a su vez, brindar protección a quienes los contratan.