¿Considera que la figura del director de Seguridad está suficientemente valorada en Colombia?
La profesión ha ido cogiendo una fuerza importante. Máxime en nuestro país, que ha vivido momentos de seguridad tan complejos y donde hemos vivido más de 60 años de todo tipo de conflicto. Eso ha hecho que los profesionales de seguridad también tengan un bagaje muy amplio en sus conocimientos generales de la seguridad.
Sin embargo, al llevarlo al campo corporativo, a la industria o a la empresa, ha requerido que el profesional de la seguridad se capacite de una forma diferente a lo empírico de lo que trae de la fuerza pública. Y ello es así porque muchos de nosotros venimos de la fuerza pública, de dirigir temas de seguridad pública y de manejar riesgos con esa combinación en la gestión de presupuestos y demás. Eso hace que nos preparemos un poco más.
Y si hay una preocupación importante en la preparación y la posición que nos hemos ido ganando ha sido por eso, por la preparación. Y no solamente con temas nacionales, ya que el delito es transnacional. Falta un poco pero sí, las grandes corporaciones han entendido que no hay desarrollo sin seguridad ni seguridad sin desarrollo. En definitiva, los directores de Seguridad somos una parte fundamental y estratégica en las organizaciones. A pesar de ello, podríamos estar mejor posicionados en Colombia. Hay muchos profesionales fuera del país trabajando para corporaciones internacionales.
En materia de regulación, ¿dónde está contemplada la figura del director de Seguridad en la legislación colombiana? ¿Está satisfecho con la normativa actual o piensa que debería modificarse?
Voy a hacer una diferenciación ahí. Cuando se habla del director de Seguridad es como si se hiciese referencia al jefe de todo el plan estratégico de seguridad de una corporación, independientemente del sector. Pero el título ha cambiado mucho. Podríamos hablar de director de Seguridad y Riesgo, Control de Riesgo, Prevención de Pérdidas, Riesgos y Prevención de Pérdidas…
Es decir, de una combinación de títulos. Ello es así porque la seguridad está enfocada al control de la pérdida, a minimizar riesgos, a evaluar esos riesgos y llevar a la organización a un estado de mayor tranquilidad, mayor bienestar en el cuidado de los inventarios, de manejo de la operación… Depende del gerente o director.
Como tal, el título está reevaluado un poco. El profesional mismo es el que se gana ese espacio. Pero la legislación nacional no tiene un título, a nivel corporativo no hay nada que diga: para ser director, usted debe tener esto. En mi caso son 40 años de experiencia, entre el ámbito público y el privado. Y en ninguna parte dice: usted ya tiene el título para ser director.
Paralelo a eso, hay una regulación de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada (Supervigilancia). Pero está más enfocada a las empresas de seguridad privada. Entonces, hay una diferenciación. Nosotros somos directores corporativos y no dependemos de la Supervigilancia. Dependemos del título que nos dé la empresa o que nos hayamos ganado a nivel profesional.
Si yo tengo en mi empresa un departamento de Seguridad que es parte, o una herramienta importante, para garantizar la seguridad de la organización, tengo que acogerme a una regulación que tiene la Supervigilancia. Y ahí la Supervigilancia nos regula con el Decreto 357 de 1994, que es una regulación que ha venido modernizándose. Entonces, la Supervigilancia regula al departamento de Seguridad, no al director.
Al tratarse de una figura profesional relevante, ¿cómo pueden contribuir los directores de Seguridad como usted a la seguridad del país?
La mayoría de profesionales que tenemos el privilegio de dirigir un área tan estratégica como la de Seguridad para las organizaciones venimos de una experiencia pública. Esta última se trae al ámbito privado y se une con el manejo del riesgo, que es muy importante porque es el soporte para que la organización se sienta segura y su programa de seguridad esté funcionando.
Nosotros tenemos una experiencia que ponemos a disposición de las instituciones; en este caso, de la Policía Nacional. Tenemos una articulación a través de los frentes de seguridad en cada región donde estemos. Disponemos de equipos técnicos de seguridad, cámaras de última tecnología, hombres, motocicletas, medios de comunicación…
En fin, una serie de herramientas que también están a disposición de la fuerza pública e incluso de las autoridades judiciales. En muchas ocasiones, nuestras cámaras han sido un elemento fundamental para la toma de decisiones de los fiscales o de los jueces. En donde haya un servicio de seguridad privado, en cualquier circunstancia, nuestros hombres están preparados. Y esa buena sinergia, esa buena comunicación, hace que articulemos unos programas de seguridad muy buenos donde se dan aportes importantes.
En su calidad de director nacional de Seguridad en Olímpica, ¿cuáles han sido los principales desafíos de seguridad que ha debido afrontar durante la pandemia?
La historia nos ha traído unos desafíos muy grandes. Hace 20 años, la seguridad era un tema muy complejo. Estábamos en un país que vivía una situación difícil en materia de extorsión, secuestros, piraterías terrestres, etc. En definitiva, mucho factor de violencia que suponía un reto grandísimo para la fuerza pública.
Vivimos un tiempo donde se llegó a un proceso de paz que, a mi juicio, le faltan elementos importantes. Sin embargo, es el que se dio y hay que respetarlo. Y después de que se firma el proceso de paz aparecen unos inconvenientes.
Históricamente, tenemos antecedentes de que el nivel de delincuencia se aumenta. Y ese era el nivel de preocupación que teníamos en los últimos cuatro años. Con el proceso de paz aumentan los riesgos y las extorsiones nuevamente, algunos secuestros, algunos temas de delincuencia común que hoy estamos viendo… Es parte de ese fenómeno porque hay armas, y gente en la calle que vivía de esa situación ilegal y lo que se atomizó después.
Y esos factores de riesgo se combinaron en un proceso como el que nos cogió a nosotros en esta pandemia. Estábamos un poco preparados para afrontar esa realidad, esas amenazas de la delincuencia común muy organizada que se genera después de un proceso de estos. Nuestros protocolos estaban preparados para enfrentar eso.
Pero nos cambió la vida al mundo entero. Y nos tocó capacitar a los vigilantes en manejo de elementos de bioseguridad, control de gente, cómo usar el termómetro y el gel antibacterial… En resumen, el sector de la seguridad nunca paró, siempre estuvimos haciéndole frente a la pandemia.
¿Con qué medios cuenta el departamento de Seguridad de Olímpica para hacer frente a los riesgos físicos?
La mejor herramienta y más que una herramienta es el ser humano, nuestra gente. Como siempre, creo que es el factor más esencial. En este caso particular de la pandemia no puedo decir que fue la tecnología, sino la actitud de nuestra gente. El compromiso del mejor activo que tenemos en la compañía, que es el recurso humano, nuestros vigilantes, supervisores, coordinadores y directores.
Y adicional a ese ser humano, contamos con unas herramientas técnicas modernas, equipos de comunicación, cámaras de última tecnología, etc. En este sentido, el apoyo de la alta dirección ha sido fundamental para modernizar el sistema de alarma. Y no puedo olvidarme de la fuerza pública, ya que juega un papel muy importante de acompañamiento en alianzas público-privadas en todo el país.
El ransomware se ha convertido en una de las principales amenazas para las empresas. En el caso de Olímpica, ¿quién se ocupa de la ciberseguridad: ¿el departamento de Seguridad, un área específica o un proveedor externo?
Es un fenómeno que requiere un capítulo aparte. Asimismo, requiere una serie de estrategias, un plan fundamental para que la compañía se sienta preparada. En nuestro caso, existe un departamento específico que trabaja permanentemente en adoptar medidas de prevención y utilizar herramientas técnicas a través de profesionales expertos. Y articula con nosotros. Pero tiene una dependencia y unas funciones muy específicas, porque el fenómeno de la ciberdelincuencia se ha incrementado notablemente y afecta a muchas organizaciones colombianas y del resto del mundo.
Para finalizar, ¿qué mensaje desea transmitir a los profesionales de seguridad que desempeñan su labor en el ámbito del retail?
Iniciamos nuestra charla hablando de cómo nuestros profesionales se han ido capacitando un poco. Pero falta. A los profesionales que ya están y a los nuevos les diré que hoy tenemos unos fenómenos de riesgos líquidos que no son fáciles de controlar y se combinan los unos con los otros. Además, son transnacionales y requieren que nuestro personal esté al tanto y muy preparado.
No basta con la experiencia que traigamos de la fuerza pública o con los seminarios que hagamos, que, obviamente, no van a sobrar. Hay que ir a la academia, a las universidades. Afortunadamente, en Colombia y en el mundo hay organizaciones que se han ocupado de cómo preparar mejor a nuestros profesionales. Hay universidades con especializaciones, maestrías e incluso doctorados en seguridad y hay que estar al día.
Hay que leer el mundo, el país, las zonas y nuestra empresa. Y radiar todo eso para que podamos aportar a las organizaciones todo ese desarrollo que necesitan para garantizar tranquilidad y seguridad.