Ciberilatam 002

/ Segundo semestre 2024 72 Alianza estratégica española P ara entender por qué Amé- rica Latina es un elemento clave en el ámbito de la cooperación internacional del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) no es necesario liberar a los prisioneros de la caverna, en el célebre mito platónico, y mostrarles la realidad. Que Incibe lleve cooperando años con países, entidades multilaterales y orga- nizaciones públicas y privadas de la re- gión entraría en la categoría de hechos naturales con una motivación evidente sobre la que argumentaré más adelante. No es menos obvio que la ciberse- guridad es hoy una moneda con dos caras inseparables: seguridad y oportu- nidad económica. Y que ambas están estrechamente vinculadas a la cada vez mayor transformación digital. A medida que las sociedades avanzan en la digi- talización, es más necesario generar las condiciones para que los ciudadanos, las empresas y los Gobiernos puedan interactuar en ese enorme mundo digital de manera confiable y segura. Al mismo tiempo, para gestionar este riesgo es imprescindible la participación de empresas, innovación y talento. O lo que es lo mismo, los ingredientes esen- ciales para generar un potente sector productivo. Esta enorme oportunidad económica es, a la vez, fuente de riqueza y provee- dor de las capacidades necesarias para generar las condiciones de seguridad que señalaba más arriba. Sin esta pie- dra de bóveda de la ciberseguridad, sin esta dualidad, es imposible abordar de manera efectiva cualquier política públi- ca sobre esta materia. Cooperación internacional Otro elemento clave sobre el que de- bemos construir este análisis es, del mismo modo que hemos asumido que no hay transformación digital sin ciber- seguridad, que podemos afirmar que no hay ciberseguridad sin cooperación internacional. Un simple diagnóstico del carácter transnacional del ciberdelito, desarrollado a través de organizaciones criminales que operan de manera glo- bal, nos debería dejar a las puertas de esta conclusión. Diagnóstico que se confirma de ma- nera recurrente en los varios cientos de incidentes de ciberseguridad que dia- riamente gestionamos, por ejemplo, a través de nuestro Centro de Respuesta a Incidentes Cibernéticos (Incibe-CERT). También esto explica, y no es más que una consecuencia de lo anterior, la cada vez más relevante agenda de ciberdiplo- macia de las cancillerías nacionales. El siguiente rubicón de este hilo argu- mental sería determinar con quién debe desarrollarse esa cooperación interna- cional. La respuesta aspiracional sería que con (casi) todos. Y es la correcta. Pero en el mundo real, donde la super- ficie de riesgo crece a ritmos mucho más elevados que los recursos disponi- bles para hacerle frente, es importante establecer criterios para priorizar esa cooperación. Y aquí es donde debemos introducir lo que denominaremos el pe- rímetro de ciberseguridad, un concepto que conjuga variables tales como: zonas de influencia, impacto económico, rela- ción histórica, cultural o social, interés empresarial, áreas de atracción y desti- no de la inversión, etcétera. El perímetro de ciberseguridad da respuesta a la cuestión planteada ini- cialmente de por qué Incibe lleva años colaborando con América Latina en beneficio mutuo. Y también por qué te- nemos todo el interés en seguir conso- lidando esa colaboración con un claro objetivo de proteger a los ciudadanos, empresas y Gobiernos de ambos lados del Atlántico. Contribuir a reforzar las capacidades en México es hacerlo en España, y hacerlo en España es también reforzarlo en Colombia, Costa Rica, Chi- le, Uruguay, Ecuador y en el resto de esa importante parte del hemisferio occiden- tal que se extiende desde el Río Bravo hasta la Tierra de Fuego. La cooperación internacional no es una oportunidad, es una necesidad M IGUEL Á NGEL C AÑADA R ESPONSABLE DE NCC-ES DEL I NSTITUTO N ACIONAL DE C IBERSEGURIDAD (I NCIBE )

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