Segurilatam 003

26 Tercer cuatrimestre 2016 artículo técnico Continuidad de negocio N o se conoce una fecha con- creta sobre cuándo ten- drá lugar una próxima gran erupción, pero distintas conferencias universitarias e informes han alertado de sus consecuencias. Los fenómenos meteorológicos espaciales extremos incluyen vientos de partículas solares (ECE) y ráfagas de radiación electro- magnética procedente de las manchas y erupciones solares. Sin embargo, son las eyecciones de masa coronal (CME) las que se asocian con perturbaciones geomagnéticas (GMD) suficientemente graves como para causar la interrupción de la red de distribución eléctrica. Una CME severa produce fluctuacio- nes en el campo magnético terrestre, lo que, a su vez, provoca corrientes telúri- cas en superficie (GIC) y a lo largo de las infraestructuras metálicas de gran lon- gitud: oleoductos, vías de ferrocarril, lí- neas de telecomunicaciones o de trans- porte de energía eléctrica. En este úl- timo caso, dichas corrientes podrían causar un daño permanente a los trans- formadores de muy alta tensión (EHVT). Tales activos de gran valor no son fá- ciles de conseguir y reemplazar en el corto plazo. El fracaso en estos activos críticos podría causar problemas de inestabi- lidad en todo el sistema eléctrico, lo que, unido a los efectos simultáneos de las GIC sobre otras infraestructu- ras críticas interdependientes como el transporte o las comunicaciones, con- duciría a fallos en cascada que trastor- narían considerablemente las activida- des comerciales. Antecedentes históricos El denominado evento Carrington de 1859 ha sido la GIC más importante re- gistrada hasta la fecha. No existían aún oleoductos o redes eléctricas, pero puso fuera de servicio todo el sistema telegráfico de occidente. Los anales de la época relatan que el fulgor de las au- roras boreales permitió leer la prensa, durante varias noches, incluso en latitu- des de Centroamérica. Desde entonces, se han producido fe- nómenos GIC de poca intensidad que dieron lugar a la interrupción del ser- vicio telegráfico en zonas geográficas concretas (Suiza en 1903 y Suecia en 1921), del cable submarino (entre Reino Unido y EEUU en 1958) y de las comu- nicaciones por satélite (crisis militar en- tre EEUU y la extinta Unión Soviética en 1967), además de la caída de la red eléctrica de la provincia de Quebec (Ca- nadá) en 1989. En este último caso se produjeron, además, daños irreparables en equipos de transformación y el ser- vicio no comenzó a restituirse hasta pa- sadas nueve horas. Análisis experimental Los físicos e ingenieros han formulado distintos índices y métricas para el aná- lisis experimental de las GMD. El más apropiado, para relacionarlo posterior- mente con las GIC, se denomina altera- ción de la tormenta en el tiempo (Dst, por sus siglas en inglés) y se mide en nanoteslas por unidad de tiempo. Valo- res negativos indican un mayor debilita- miento en el campo geomagnético. Se- Manuel Carpio Miembro de la Junta Directiva de Continuam y experto en Ciberseguridad Tormentas solares y continuidad de negocio El pasado mes de octubre, el presidente estadounidense Barack Obama dictó una inesperada orden ejecutiva para establecer un plan que garantice la continuidad del servicio que prestan las infraestruc- turas y tecnologías críticas y las proteja antes, durante y después de que se produzca un evento solar extremo.

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