SEGURILATAM 006

44 Tercer cuatrimestre 2017 artículo técnico Seguridad en Entidades Financieras A l analizar las estadísticas relati- vas al comportamiento del de- lito en Colombia, se nota con preocupación que durante el año pa- sado, según cifras del último censo de- lictivo de la Fiscalía General de la Nación, se denunciaron 314.511 casos de hurto, cifra que, comparada con 2015, repre- sentó un aumento del 11 por ciento. Si estimamos que las denuncias inter- puestas pueden representar el 25 por ciento de los hechos que se denuncian, y que el 75 por ciento restante no llega a conocimiento de las autoridades; esta- mos frente a un problema de subregistro y victimización muy grande, de ahí que el 18,8 por ciento de la población per- ciba inseguro su medio ambiente. El peligro del efectivo Los bancos del país suman más de 8.000 oficinas, 94.000 corresponsales bancarios y 15.000 cajeros automáti- cos. En la actualidad, las 13 principa- les ciudades concentran 9,93 millones de adultos con crédito de consumo vi- gente según las cifras aportadas por la Superintendencia Financiera de Colom- bia en su informe de inclusión finan- ciera correspondiente a 2016. Pues bien: el delito migra a modalida- des de asalto callejero conocidas como fleteo. En 2015 se presentaron 1.318 de- nuncias y a la conclusión del tercer tri- mestre de 2016 había 1.014 casos regis- trados. Pero aquí, nuevamente, aparece el subregistro. Las estadísticas en los me- dios indican que cada seis horas una persona es víctima de dicha modalidad. Pero muchos afectados optan por no denunciar basándose en que no ven po- sibilidades de recuperación y la pérdida de tiempo en trámites puede superar las cuatro horas en un despacho judicial. ¿De qué deriva que los ciudadanos, pese al riesgo, realicen operaciones en efectivo que en ocasiones pueden supe- rar los 100 millones de pesos colombia- nos? Basándome en mi experiencia, creo que los clientes no confían en cheques u operaciones de banca electrónica y, ade- más, quieren mitigar temas de impues- tos, reducir trámites para el pago de pro- veedores y empleados, etc. En fin, varias circunstancias que llegan a encarecer las operaciones, como, por ejemplo, el im- puesto a las transacciones financieras. Estos retiros son tan críticos que la Poli- cía Nacional ha tenido que implemen- tar procedimientos de acompañamiento para los clientes que insisten en mover efectivo, si bien no siempre son solicita- dos a pesar del evidente peligro. De la mano va la limitada logística de investigación que se le presta a los ca- sos de montos bajos, que son la masa crítica y que, al sumar, dan un pano- rama preocupante, especialmente en productos como tarjetas de crédito, cuentas de ahorro y fraude mediante créditos. Otra tendencia es golpear a las pequeñas y medianas empresas, ya que, con un poco más de sofisticación, se pueden obtener mayores montos con menos intentos. Riesgos financieros La implantación del chip y el número de identificación personal (PIN, por sus siglas en inglés) para todas las tarjetas de crédito y débito expedidas en el país que se definió en el año 2011 redujo sustancialmente el skimming –robo de información de tarjetas durante una transacción con el fin de reproducirlas o clonarlas para su posterior uso frau- dulento–. Aun así, la banca reportó a la Superintendencia Financiera unas pér- didas de 122.000 millones de pesos co- lombianos en 2016. Las áreas de fraude de las entidades financieras se ven limitadas en su acti- vidad de investigación al no poder pre- sentar caso a caso a las autoridades, bien porque el monto no es relevante, Luis Alfonso Ceballos Consultor de Seguridad e Investigaciones Víctimas de la confianza

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