Segurilatam 011
30 Segundo cuatrimestre 2019 artículo técnico Ciberseguridad E n el Observatorio Español de Delitos Informáticos (OEDI) te- nemos claros ciertos aspec- tos que, a nuestro entender, están ge- nerando un cambio de paradigma en el ámbito de la seguridad pública y privada, puesto que toda entidad está expuesta a un riesgo de carácter tecnológico en una sociedad donde tampoco se puede no depender de la propia tecnología. Esto genera un caldo de cultivo necesario para que la cibercriminalidad aumente año tras año. Existen cuatro pilares que canali- zan estos incidentes a nivel mundial: 1. Velocidad de la información. Las nuevas tecnologías han facilitado que la información viaje de manera instantánea. 2. Conexión mundial. En un mundo conectado, los incidentes tecnoló- gicos afectan de manera global. 3. Falta de medidas. La ausencia de medidas y las diferentes jurisdiccio- nes crean vacíos legales. En algunos aspectos, la tecnología va por de- lante de la legislación. 4. Falta de seguridad. Las medidas de protección se aplican una vez sucedido el incidente. Vivimos en un mundo hiperco- nectado y la legislación varía en di- ferentes puntos del planeta. La falta de medios es la base sobre la que se asienta este repunte de la ciberde- lincuencia, que también tiene mu- cho que ver con un mayor control por parte de los delincuentes de la tecno- logía. Las propias organizaciones cri- minales están mutando en grupos mucho más tecnológicos. España es uno de los tres países más ciberatacados a nivel mundial y, además, en los últimos cinco años se han triplicado las denuncias por ciberdelitos. El empleo de términos como delincuencia informática, ciber- criminalidad, delitos informáticos, etc., se ha convertido en una constante en nuestra sociedad actual. El naci- miento y la rápida difusión de las re- des informáticas están propiciando que la cibercriminalidad sea uno de los ámbitos delictivos con más rápido crecimiento en España. Problema global Es por ello que se necesita medir y contabilizar todos estos parámetros para controlar y tener unos datos pre- cisos. Pero no sólo la medición y el control son necesarios, también lo es la colaboración entre países. Desde hace más de tres años, desde OEDI colaboramos a nivel internacional. Y un punto de referencia para nosotros es la estrecha colaboración que te- nemos con Latinoamérica, fruto de la cual han surgido nuevas fórmulas que permiten enfrentar un gran problema que nos afecta a todos por igual. En 2019, diferentes observatorios de delitos informáticos se están uniendo con el propósito de intercambiar expe- riencias y colaborar. Desde España, Co- lombia y Guatemala –en este último país, a través de José R. Leonett– se es- tán generando nuevos think tanks de interés internacional. En el caso de Co- lombia, el mayor Mike Toro, de la Policía Nacional, nos ofreció la posibilidad de abrir nuevas vías de colaboración que permitan compartir conocimientos en un foro tan importante como lo es el de habla hispana. Y estas colaboracio- nes y sinergias se extienden más allá de nuestras fronteras hasta llegar al Centro para la Ciberseguridad e Investigación del Cibercrimen (CIC) gracias a su presi- dente Kyung-Shick Choi, profesor de la Universidad de Boston. Salvador Samper Presidente del Observatorio Español de Delitos Informáticos (OEDI) La colaboración entre países, esencial
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