Segurilatam 015
Tercer cuatrimestre 2020 27 artículo técnico Infraestructuras críticas la colaboración entre empresas y la se- guridad pública, las organizaciones es- tán bastante concienciadas y la mayo- ría cuenta con protocolos de respuesta. Otra cosa es el ámbito personal. Y ahí, como temíamos, ya se sabe de llama- das aleatorias en que un supuesto fa- miliar contagiado de COVID-19 suelta su discurso a quien esté al otro lado del celular lo suficientemente desprevenido como para transferirle dinero. Alternativas dañinas Claro que hay alternativas más dañinas. En estos días recibimos una informa- ción sobre un falso enfermero que in- yectaba sustancias narcóticas a sus víc- timas para robarles sus pertenencias. Después del inicial escalofrío que este modus operandi causa, uno está en con- diciones de señalar otra razón por la que en tiempos como los actuales pros- peran más los fraudes: el temor gene- ralizado. Cualquier persona, ante la amenaza a sus necesidades básicas, como su economía o su salud, puede resultar paradójicamente más vulnerable por descuidar sus defensas en el deseo de entender mejor la amenaza o, espe- cialmente, de hallar fórmulas rápidas que solucionen el problema, como, por ejemplo, una vacuna o un trata- miento. Con estrés, la mente no fun- ciona igual. Esto, que los atacantes entienden muy bien, ha ocasionado en estos me- ses incrementos de tres dígitos en los números de correos de phishing . In- cluso aprovechan el temor ante el in- cremento de los propios fraudes, afi- nando campañas como los SMS en que suplantan a las áreas de Prevención de Fraudes de los bancos, alertando de su- puestos cargos a la tarjeta. Y si el desti- natario resulta que tiene cuenta en tal banco y la guardia baja, y contesta que no reconoce el cargo, se convierte en una potencial suculenta víctima para grupos que tienen todo estudiado y (pseudo) call centers con empleados ya expertos en ingeniería social o antiso- cial, siendo puristas. Suplantación de identidad Y es que es notorio que la tendencia del fraude es dirigirse más hacia los clien- tes, sabido que sus mecanismos de protección son menores. Sin embargo, para los operadores de servicios finan- cieros la amenaza del fraude es igual- mente preocupante, ya que hablamos de servicios esenciales para la sociedad y este delito amenaza a la confianza en el sistema. Se comprende también así que instituciones y autoridades dedi- quen grandes esfuerzos y recursos a su combate. En este punto se habrá notado que, en estos fraudes de los que hablamos, existe el factor común de la suplanta- ción. Alguien se hace pasar por alguien. No todos los fraudes se cometen por esta vía desde luego. Pero son más fre- cuentes en esta época de transforma- ción digital con aceleración creciente y en la que el perímetro de exposición aumentó de manera abrumadora de la noche a la mañana –otra razón para que fraudes y ciberataques prosperen más; en el mundo del home office ma- sivo las medidas de seguridad de mu- chas empresas, en especial pymes, no equivalen aún a las que se tenían en el mundo de la oficina tradicional–. Se habla mucho del delito de robo de identidad a personas físicas, típica- mente con fines de fraude, como, por ejemplo solicitar un crédito a nom- bre de otro, la víctima, que es quien se queda inicial y oficialmente con la deuda. Pero no se habla tanto de la usurpación de identidad a empresas. Lo cierto es que, al contrario que en el caso de las personas físicas, no es sencillo que la empresa sea la perjudi- cada en sus finanzas, por ejemplo, por- La tendencia del fraude es dirigirse más hacia los clientes. Pero la amenaza es igualmente preocupante para las entidades financieras
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