José Antonio Parra CMSEI
José Antonio Parra Presidente Consejo Mexicano de la Sociedad de Estudios Internacionales (CMSEI)

Evolución de los criptoactivos: del papel al mundo virtual

Allá por 2008 comenzó a hablarse de ‘bitcoins’. Habían nacido los criptoactivos, activos electrónicos que utilizan tecnologías similares y han tomado un papel importante en el mercado. El autor del presente artículo explica cómo se gestionan los criptoactivos y cuál es su situación actual en México.

bitcoins criptoactivos

En 2008, una persona con el pseudónimo de Satoshi Nakamoto publicó el artículo Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System explicando cómo realizar pagos electrónicos sin intermediarios. A raíz de ahí, se generó el primero de los criptoactivos: el bitcoin.

Los criptoactivos son activos electrónicos, no tienen el respaldo de ninguna autoridad centralizada y su precio está determinado por la oferta y la demanda. Los cambios abruptos en el precio reflejan que su función como depósito de valor es ineficiente. Y a pesar de que se pueden comprar bienes y servicios con criptoactivos, muy pocos comercios los aceptan debido, sobre todo, a la volatilidad del valor, lo que limita su función como unidad de cuenta.

El más conocido es el bitcoin, pero existen otros. Estos utilizan tecnologías similares y han tomado un papel importante en el mercado. Una de las formas más comunes para obtener criptoactivos es mediante empresas exchanges, donde se intercambian por dinero de curso legal. En México, las principales son Bitso y Volabit.

Nodos y llaves

Uno de los problemas que generan estas redes descentralizadas de pagos electrónicos es que no existe ningún intermediario que valide la posesión y el doble gasto. Para resolver estos problemas, Satoshi Nakamoto sugiere integrar herramientas que funcionen en un mismo sistema, como una red entre pares pública (P2P Network) que contenga un historial inmutable de transacciones, mecanismos de criptografía, firmas para validar posesión, etiquetas de tiempo y cadena de bloques.

En estas redes públicas descentralizadas, los participantes se denominan nodos. Y tienen una copia del historial de transacciones actualizada. Quienes poseen criptoactivos tienen una llave pública (cuenta de bitcoin) y una privada. Ambas están asociadas por medio de funciones criptográficas y carecen de información personal de los propietarios de un criptoactivo.

Una de las formas de obtener criptoactivos es a través de empresas ‘exchanges’, donde se intercambian por dinero de curso legal

Cuando una persona inicia un pago desde su wallet se envía un mensaje de inicio de transacción a todos los nodos de la red, mientras que, para ordenar una transacción, se genera una firma utilizando la llave privada y son los nodos los que verifican que la firma está asociada al emisor mediante el uso de los algoritmos matemáticos. Al estar las llaves públicas asociadas a un balance, los nodos pueden verificar que las transacciones no sobrepasan dicho balance, evitando que se gasten activos inexistentes.

Etiquetado de bloques

Tras verificar que la cuenta tiene balance positivo, se debe estampar con una etiqueta de tiempo para evitar que la transacción pueda ser validada varias veces. La solución del artículo propone que los nodos compitan por colocar una etiqueta de tiempo en las transacciones.

Los nodos no etiquetan cada una de las transacciones, sino un conjunto al que, sumado a otros elementos de información, se le denomina bloque. La competencia consiste en encontrar un número aleatorio llamado nonce. Quien lo encuentre puede etiquetar con una estampa de tiempo las transacciones y trasmitirlo a la red pública. Encontrar este número aleatorio es muy difícil y ocupa una gran cantidad de poder computacional.

A los nodos que compiten por etiquetar un bloque se les denomina mineros. Cada vez que un minero de la red de bitcoin gana la competencia y estampa con una etiqueta de tiempo un bloque de transacción, el sistema le premia con 12,5 bitcoins (2,2 millones de pesos). En la red de bitcoins se valida un bloque cada 10 minutos. La concentración del poder computacional (51%) podría afectar a la legitimidad de la moneda, ya que aquellos con mayor poder podrían cambiar el registro histórico y las reglas a su gusto.

El anonimato de este tipo de transacciones atrae a los que utilizan criptoactivos como mecanismos para adquirir productos ilegales o conseguir recursos ilícitamente. Por eso, la ley para regular las instituciones de tecnología financiera establece que las operaciones con criptoactivos requieran una autorización previa del Banco de México.

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