En la industria bancaria, la estabilidad económica, la seguridad, la optimización operativa y la atención a tiempo de los requerimientos de los clientes, entre otros valores, juegan un rol clave para la reputación de las entidades financieras.
Respecto a la seguridad, en Latinoamérica el robo de sucursales a mano armada ha venido decreciendo año tras año: algunas estadísticas muestran disminuciones de hasta el 20% en robos tradicionales según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) de México.
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Es claro que las medidas que se han aplicado por décadas, y que se mantienen continuamente mejorando, han surtido los efectos deseados en la industria bancaria. Desde acciones sencillas como el control de efectivo en caja hasta diseños arquitectónicos pensados en la seguridad, sin duda, las políticas establecidas por las instituciones financieras en alianza con las asociaciones bancarias de cada país son las que han logrado que sea menos atractivo realizar estos actos delictivos.
Protección de los cajeros automáticos
Por otro lado, desde que el primer cajero automático comenzó a operar a finales de los años 60 del siglo pasado, el incremento de su uso se ha hecho cada día más popular. Estas redes de equipos generan retos de otro nivel de complejidad a las instituciones financieras, entendiendo que los más de 500.000 cajeros automáticos instalados a lo largo y ancho de Latinoamérica requieren tener un flujo de efectivo constante y disponibilidad de uso para depósitos y consultas, entre muchos otros servicios que estos equipos brindan a los usuarios. Es por esto que la operación es un reto para cada entidad de la industria bancaria.
En la región, diferentes países aplican distintos procedimientos para tratar de mitigar riesgos asociados a la operación de los cajeros automáticos. Casos como los de algunos clientes que han implementado sistemas de acceso no convencional para controlar a las personas que acceden o tratan de acceder a los equipos, instalando cerraduras mecatrónicas autónomas que permiten registrar todos los intentos de acceso, tanto de la fascia como del área de bóveda de los cajeros, así como también el acceso de la puerta de servicio en el caso de los cajeros de carga posterior.
Los cajeros automáticos o ATM, por sus siglas en inglés, son equipos intervenidos por empresas de transporte de valores (ETV), mantenimiento, recarga de insumos como papel, limpieza, configuraciones de software, etc. En consecuencia, el nivel de riesgo siempre es alto y costoso.
La mayoría de las veces, la responsabilidad compartida del mantenimiento recae en las ETV y las instituciones financieras, ya que incluso si las empresas de mantenimiento necesitan intervenir el ATM, debe haber presencia de las ETV, generando esto unos costos operativos muy elevados.
Soluciones de ALCEA para la industria bancaria
En ALCEA tenemos casos donde hemos logrado brindarles a los clientes de la industria bancaria la posibilidad de prevenir una doble presencia de personal técnico y de las ETV para poder intervenirlos, sin incurrir en un gasto logístico adicional por parte de las ETV, gracias a la ayuda de sistemas como la solución Protec² CLIQ, la cual permite asegurar fascias y puertas de antebóveda sin necesidad de tener que abrir o manipular la puerta de la bóveda de los equipos.
Estos clientes han logrado ahorrar hasta un 80% en traslados adicionales de la ETV y empresas de mantenimiento, ayudando también a ser más eficientes en el uptime de los ATM; asimismo, reducen el riesgo de llaves perdidas en la operación.
Estos sistemas de control de acceso no convencional incluso permiten generar accesos en tiempo real a los técnicos u operadores para que intervengan los ATM, permitiendo también control por horarios y calendarios de las actividades de atención; a su vez, facilitan que los fabricantes de cajeros automáticos puedan adaptar pernos de seguridad y brindarles a las entidades financieras la posibilidad de no depender de las ETV para que las empresas de servicio accedan a los equipos y hacer sus mantenimientos, reduciendo los costos operativos que representa la visita de las ETV para que carguen los suministros no metálicos al ATM.
Fraudes cibernéticos
Otro de los puntos que es importante mencionar es el incremento en fraudes cibernéticos, una actividad que ha ido creciendo en los últimos años, con lo cual las instituciones de la industria bancaria realizan grandes inversiones para la protección de los centros de datos. Incluso podríamos decir que, actualmente, el gran grueso del presupuesto de seguridad está dirigido a inversiones para supervisar, controlar y mitigar los ataques que día a día reciben los bancos.
La seguridad sobre las redes cibernéticas es crítica en toda su cadena. Sin embargo, el eslabón más débil es el usuario, ya que, en la mayoría de los casos por omisión, entrega sus datos personales a los que con pericia generan una ingeniería social para obtener números de tarjetas, claves personales, etc. Y es allí donde se rompe la cadena de seguridad; es por esto que las campañas educativas por parte de las instituciones financieras son constantes.
Ya muchos de los servidores que antes reposaban en instalaciones propias de las entidades financieras están siendo tercerizados a través de empresas dedicadas a la gestión de datos, por lo cual estas empresas de centros de datos están obligadas a seguir las recomendaciones de los estándares PCI SSC que ayudan a proteger a las personas, los procesos y las tecnologías en todo el ecosistema de pagos para ayudar a proteger los pagos en todo el mundo.
En conclusión, se deben realizar análisis de riesgos en las redes de cajeros automáticos e implementar soluciones tecnológicas para mantener los niveles de seguridad al máximo y optimizar constantemente la eficiencia de la operación de la industria bancaria, así como garantizar el cumplimiento de los estándares.