El 24 de octubre del presente año, el huracán Otis, que llegó al nivel más alto de la escala Saffir-Simpson –que clasifica los huracanes según la intensidad del viento– impactó las costas de Guerrero en México, cerca del centro turístico Acapulco, generando daños que se estiman, de acuerdo con el Consejo Coordinador Empresarial, entre los 15.000 y los 16.000 millones de dólares. El huracán causó daños en infraestructuras críticas de telecomunicaciones, electricidad, agua, servicios financieros y hospitalarios, además de infraestructuras turísticas (hoteles, restaurantes, bares, etc.) –que representan más de la mitad de la economía del municipio–, así como diversos sectores productivos ubicados en esta zona costera.
Acciones preventivas para proteger las infraestructuras críticas
Sin embargo, esta historia pudo contarse diferente de haberse tomado acciones antes de que el huracán de categoría 5 tocara tierra: aspectos constructivos –que difícilmente se iba a lograr modificar horas antes del impacto–, aspectos de alertamiento, evacuación y resguardo de la población y turistas, y protección de los activos de las empresas instaladas en la zona.
Desde el 22 de octubre a las 10:00 horas, Otis fue transformándose de una depresión tropical a un huracán de categoría 5, la cual alcanzó el 24 de octubre a las 22:00 horas. En ese lapso transcurrió tiempo suficiente para tomar acciones, con un sentido de urgencia, que pudieron cambiar el desenlace de la historia para muchas personas y empresas.
La pregunta es por qué no se tomaron acciones preventivas adecuadas para proteger a los ciudadanos y las infraestructuras críticas. No se puede responsabilizar del todo al sistema de Gobierno, aunque tiene gran parte de responsabilidad. Pero también la población y los empresarios, con sus equipos de seguridad patrimonial, protección civil, continuidad de negocio o en el que recaiga la función del monitoreo de este tipo de fenómenos hidrometeorológicos, pudieron haber hecho algo diferente.
Quienes, al consultar los canales oficiales del Gobierno y las diversas páginas de Internet dedicadas al monitoreo de este tipo de fenómenos, debieron alertar al interior de sus respectivas compañías la probabilidad de un impacto en la operación a causa de Otis, para, de manera interna, tomar acciones que salvaguardaran a los colaboradores y las infraestructuras críticas en la probable zona de impacto.
¡Sigue leyendo!
El artículo completo de Javier Hernández, consultor independiente en Riesgos de Seguridad, lo encontrarás en el número 26 de la revista ‘Segurilatam’.