América Latina siempre fue un mercado atractivo para nuestra compañía, el Grupo Securitas. Por ello, en 2001 decidimos que adquirir una pequeña empresa de 600 empleados en Argentina era una buena manera de comenzar a introducir nuestro modelo en una región que consideramos hermana y con la que nos unen unos lazos que facilitaron las relaciones comerciales desde el principio. Y no me refiero tan sólo al hecho de que utilicemos un lenguaje común, sino también a unos valores y una forma de entender la realidad que, aunque con sus particularidades regionales y nacionales, representan un evidente punto de encuentro entre España y los países latinoamericanos que ha redundado en una abundante interrelación económica entre ambos continentes.
Diez años más tarde de esa primera incursión en este mercado, y tras el ingreso de países como Uruguay, Perú, Colombia, Chile y Ecuador, en el Grupo Securitas decidimos crear la División Iberoamericana, formada en la actualidad por los mencionados países, además de Costa Rica y, por supuesto, España y Portugal. El objetivo era extender el modelo de Securitas en estos territorios aprovechando las sinergias existentes, ya que son numerosas las grandes empresas españolas y portuguesas que tienen una gran presencia en América Latina y viceversa.
De esta manera, nacía la nueva división, que, hoy en día, es una de las cuatro grandes estructuras de la compañía a nivel mundial junto a Security Services Europe, Security Services North America y Security Services Africa, Middle East and Asia. En el caso que nos ocupa, Iberoamérica, podemos estar orgullosos de que nuestro modelo esté teniendo muy buena acogida entre las empresas latinoamericanas, ya que, en la actualidad, la División Iberoamericana es la que más crece y la que más rápido implementa la estrategia de la compañía. Avalan esta afirmación nuestros ya cerca de 60.000 empleados, un peso dentro de nuestro grupo del 13 por ciento y el hecho de que seamos líderes en Argentina, Chile, Portugal y Uruguay.
La relación entre los mercados ibéricos y americanos es natural, pero, como todo, hay que mimarla y cultivarla para que todas las partes estén satisfechas
Hace casi cinco años que establecimos una nueva estrategia con la que perseguíamos ofrecer servicios de protección apoyándonos en tres pilares básicos: la tecnología, las personas y el conocimiento. Desde entonces, nuestra organización ha vivido un momento de enorme cambio, casi una revolución, en la que nos hemos transformado organizativamente para poder cumplir el objetivo. Para construir esta nueva Securitas fue necesario crear áreas de tecnología en todos los países, ya fuera mediante adquisiciones selectivas de compañías o mediante la contratación de ingenieros y técnicos especializados. De hecho, hoy la mayoría de los países de nuestra división pueden competir en el mercado como una compañía de tecnología pura, una de cuyas áreas, la de protección contra incendios, estamos potenciando en la actualidad.
Una seguridad con ‘cerebro’
Obviamente, compartir el mismo idioma facilita el intercambio de mejores prácticas, experiencias y conocimiento a través del método de formación, las plataformas tecnológicas comunes o nuestra herramienta de gestión de los servicios (Securitas Connect). La utilización de una gestión operativa común de la central receptora de alarmas (CRA) y los servicios de acudas es también otro ejemplo más de las sinergias que nos ayudan a acelerar el desarrollo de la división.
En esta línea hay que interpretar la creación, en cada país, de nuestro Securitas Operation Center, nuestro SOC, como lo conocemos en la compañía, que es el auténtico cerebro de Securitas, el lugar que conecta a nuestra gente, la tecnología y todos los procesos. Se trata, en definitiva, de unificar criterios de gestión, estrategias, visiones, objetivos, inversiones y resultados de todos nuestros servicios. El beneficio para los clientes es claro, ya que gracias al SOC obtenemos una visión global, tanto del negocio como de los servicios que prestamos, que nos permite incrementar la calidad.
Hoy en día tenemos a nuestra disposición, como empresa de seguridad, una gran variedad de tecnologías que posibilitan optimizar la seguridad de nuestros clientes ajustando el coste al máximo. Gracias a la coordinación que nos proporciona el SOC podemos medir la calidad de los servicios prestados, además de realizar análisis que nos permitan identificar tendencias, carencias y redundancias, de manera que suponga un beneficio para nuestros clientes y para nuestro propio personal a la hora de planificar y gestionar la seguridad.
Gracias al SOC obtenemos una visión global, tanto del negocio como de los servicios que prestamos, que nos permite incrementar nuestra calidad
Extender nuestro modelo
Realidades como el buen funcionamiento de nuestro SOC nos animan a continuar persiguiendo el objetivo inicial de la División Iberoamericana de implantar el modelo de seguridad de Securitas en los actuales países de la división y en los que están por venir. Trabajamos cada día liderando el proceso de transformación del sector, cultivando, por ejemplo, estrechas relaciones con organizaciones comerciales para incrementar el estatus de la industria de seguridad. Estamos convencidos de que nuestro modelo de negocio genera servicios de valor añadido y motiva el alza de salarios y las condiciones de nuestros empleados.
Durante una determinada época, España fue un buen ejemplo de mercado emergente. Personalmente, opino que América Latina ha dejado de ser también un mercado emergente, al menos para Securitas. Hoy en día podemos afirmar sin matices que nuestro modelo de seguridad funciona en la División Iberoamericana, posiblemente tanto por el acierto de sus planteamientos como por el hecho de que nos entendemos en el mismo idioma. Pero tratamos de recordar en todo momento que la rapidez con la que se ha producido la integración en nuestro modelo se debe también al respeto a ultranza de la idiosincrasia nacional de cada país y sus características locales. La relación entre los mercados ibéricos y americanos es natural, pero, como todo, hay que mimarla y cultivarla para que todas las partes estén satisfechas.
