Extraño 2020. Un enemigo invisible llegó para transformar nuestros hábitos y costumbres. La incertidumbre cobró protagonismo, al igual que profesiones que antes pasaban desapercibidas. Como, por ejemplo, la de servicios de vigilancia y seguridad privada.
Héroes anónimos
Con motivo del Día del Guarda de Seguridad, conviene recordar que, al igual que médicos y enfermeras, pero con menos despliegue, de manera humilde y silenciosa y con la misma entrega y profesionalismo, los guardas de seguridad privada han cumplido, durante las 24 horas del día, un rol fundamental en la sociedad de hoy.
Con verdadero heroísmo han respondido a las necesidades de comunidades y ciudades enteras que tuvieron que quedarse, casi de un día para otro, sin los habituales transeúntes. La pandemia nos dejó un escenario de empresas sin trabajadores, centros comerciales cerrados y con la luz apagada, conjuntos residenciales en los que nadie entra y sale y familias enteras confinadas cuyo contacto con el mundo exterior, al menos durante algunos meses, solo fue motivado por las compras del día.
Esta vez, por circunstancias de salud, el mundo quedó en manos de las autoridades y de la vigilancia y seguridad privada. La confianza de los ciudadanos en que sus bienes sigan resguardados, y que cuando la vida retorne a la nueva normalidad allí estarán empresas, comercios, activos, insumos y equipos otra vez listos para su funcionamiento, descansa sobre los hombros de estos héroes anónimos.
Esfuerzo empresarial
En Colombia, cerca de 350.000 hombres y mujeres se desempeñan en esta honrosa profesión de guarda de seguridad privada. Y no todos han contado con las mismas oportunidades de mantener sus condiciones laborales a causa de la notable desaceleración económica que causó la detención de la actividad comercial debido a la presencia del coronavirus.
Por fortuna, muchas empresas del sector, en especial las vinculadas a Empresas Colombianas de Seguridad (ECOS) –entre ellas, Seguridad Superior y las empresas del Grupo Superior de Seguridad, por ser las que presido y conozco de cerca en su desarrollo interno, que generan más de 8.000 empleos directos–, orientaron toda su capacidad financiera y estratégica a que no se perdieran puestos de trabajo. Muy al contrario, se generaron algunos nuevos gracias a clientes que decidieron, aun en esta época compleja, contratar nuestros servicios.
Trabajo de marca
Es precisamente el guarda de seguridad privada quien cada día, con su puntualidad, disposición a servir, impecable presentación y capacidad, hace un trabajo de marca de tal nivel que las más grandes agencias publicitarias no lograrían igualar con sus creativas y retóricas comunicaciones.
Es la sonrisa honesta del vigilante, su formación, lo que produce el mejor efecto de voz a voz que sea posible imaginar. Y que ha logrado que muchas empresas del sector, en especial las vinculadas a ECOS, sean líderes y referentes de excelencia en el servicio a pesar de participar en un mercado hipercompetido.
Reconocimiento laboral
Por supuesto, la empresa de vigilancia y seguridad privada retribuye con todo tipo de generosidad el loable esfuerzo de cada colaborador. Ofrece una oportunidad de trabajo estable, con un pago justo y radicalmente puntual, en un ambiente apropiado, con acceso a capacitación y programas de bienestar a la familia, planes de reconocimiento y premios a la antigüedad.
Es la manera de equilibrar con justicia el desempeño sobresaliente. Los guardas de las empresas afiliadas a ECOS pueden hacer planes personales y de largo plazo para sí mismo y sus familias, pues cuentan con el respaldo de unas grandes organizaciones que velan por el cumplimiento de sus sueños y metas.
Trabajo en equipo
A lo largo y ancho de la geografía colombiana, estos miles de hombres y mujeres portan orgullosos su uniforme, con mucho compromiso y sentido de pertenencia. Sienten a su empresa como su casa y a los compañeros como su familia. El compartir de día y de noche afianza los lazos con los demás guardas de seguridad y los supervisores y centros de comunicación del puesto.
Horas y horas apoyándose mutuamente, protegiéndose los unos a los otros, construyen los mejores ejemplos de trabajo en equipo. Confiar la propia vida y la integridad en el compañero que sale a hacer la ronda es el reflejo del total compromiso con un trabajo tan importante y delicado.
Responsabilidad y riesgo
Para nada este es un oficio sencillo. Hay tanta responsabilidad como riesgo. Y para hacerlo bien cada día sin desfallecer, la motivación debe nacer del corazón. Es la familia, los hijitos que esperan, la esposa o el esposo, los padres ya mayores, quienes generan desde casa la fuerza para madrugar, para ir lejos, en la bicicleta o en el bus, para estar de pie largas jornadas, para trasnochar y soportar el frío y la soledad.
Es de héroes salir a diario a vencer las adversidades con aplomo y dignidad. Y, además, a estar atento con todos los superpoderes para proteger con profesionalismo el sueño de familias que, a veces, ni se percatan de su presencia.
Al final, doce horas después, cada uno está listo para quitarse con cuidado su capa heroica, el uniforme que con tanto honor se porta, para doblarlo con amor, cariño y mucho esmero y dejarlo listo para el turno de mañana. Tomar el bus o su bicicleta y hacer el viaje de más de una hora por el que todo vale la pena. Al llegar, huele a comida caliente, a abrazos, a juegos. Es el hogar del héroe superior. Desde ECOS les deseamos un feliz Día del Guarda de Seguridad.
