Debido a la pandemia de COVID-19, el año 2020 nos llevó a las organizaciones de servicios de vigilancia y seguridad privada a transformarnos, repensarnos y flexibilizarnos. A desaprender y reaprender. También nos llevó a improvisar, planear diferente y revaluar el corto plazo.
La planeación dejó de llevarnos por un camino definido y tuvieron que abrirse alternativas en planes A, B y C que nos llevasen al mismo logro. Tuvimos que ser versátiles y recursivos para permanecer vigentes. En definitiva, 2020, un año que muchos quieren olvidar, nos sumó sabiduría y empatía. Y nos permitió valorar la comunicación.
Una labor valorada y ejemplar
En 2020, la seguridad privada cobró importancia. La ubicación estratégica en los escenarios de prestación del servicio resultó de gran ayuda para el control de protocolos, así como para la culturización y prevención en bioseguridad. Y nos acercó como fórmula y equipo de la fuerza pública.
Los guardas de seguridad privada se hicieron visibles. Su labor fue valorada y ejemplar debido a su permanente exposición al coronavirus. Y mostraron un bajo nivel de contagios, lo cual nos permite evidenciar el alto grado de compromiso de las empresas con los trabajadores del sector en el suministro de implementos de prevención y la responsabilidad y capacitación de los guardas en el correcto uso de los mismos.
Estos cambios contextuales y substanciales nos llevan a enfrentar desafíos y retos en 2021 que no tendrán un retorno a nuestro desempeño y operación tradicional.
Desafíos de la seguridad privada
Al interior de las organizaciones, la virtualidad permitió experimentar una forma nueva de operar. En algunos casos, esta experiencia fue positiva al reducir costos de operación. Este cuestionamiento nos traerá una evaluación del uso eficiente del tiempo, las infraestructuras y los costos de mantenimiento y funcionamiento de las mismas. Y la restricción en los viajes hubo de sustituirse por reuniones virtuales, agilizando sus propósitos.
Asimismo, y con mayor impacto, han de preverse cambios permanentes en las escuelas y academias de capacitación en seguridad. La virtualidad en la pandemia y los costos de operación versus aforos permitidos significaron grandes inversiones de tiempo y dinero para fortalecer las plataformas de enseñanza e interactivas. El reto está en que los resultados de gestión ante los entes de regulación y control permitan extender estos permisos en 2021.
Nos espera un año de fortalecimiento y constante innovación en estrategias conjuntas con la fuerza pública y el Gobierno para hacer frente a la inseguridad
La sostenibilidad de las organizaciones de la seguridad privada será todo un desafío debido al incremento de los costos de operación frente al valor de las tarifas. Esto representa una amenaza en el tiempo a causa del gran número de operativos y la cantidad de implementos de prevención como suministros para evitar contagios, sumado a los costos de aislamientos preventivos –a diferencia de otros sectores económicos–.
La nueva forma de trabajar ha modificado los procesos. Y los mapas de procesos diseñados con fines de implementación de sistemas de gestión de calidad deberán revisarse y, en algunos casos, rediseñarse, así como los perfiles de los cargos que suponían formación, habilidades y talentos.
La posibilidad de la reducción de la jornada laboral para este sector no significa una promoción económica ni de desarrollo. En especial para los operativos, quienes tienen la posibilidad de incrementar su salario básico, que es lo que normalmente buscan.
Nuestro gran desafío para este nuevo año será conseguir la excepción de esta ley para el sector de la seguridad privada. De esta forma, el Gobierno estaría apuntándole acertadamente al apoyo del desarrollo económico conveniente para cada sector, sabiendo que esto puede traer beneficios a otros sectores y que, a su vez, impacta sus indicadores de gestión y país. De lo contrario, al elevar los costos de operación sería necesario y explícito el incremento de tarifas de la prestación de servicios que los clientes de la seguridad privada no estarían dispuestos a pagar.
Ello promovería el aumento de servicios sustitutivos de empresas de logística y la ilegalidad en detrimento de la calidad de seguridad privada en un contexto violento en el que las necesidades de reforzar la seguridad son crecientes y están a la orden del día. Pero en medio de estas necesidades que se han generado hay una realidad de empresas en recuperación que necesitan consideraciones y rescates económicos, contrariamente a incrementos de tarifas de sus proveedores.
Fortalecimiento e innovación constante
Nos espera un año de fortalecimiento y constante innovación en estrategias conjuntas con la fuerza pública y el Gobierno para hacer frente a la inseguridad, aportando en sus políticas ciudadanas y complementándonos desde la prevención.
También debemos enfrentar la incertidumbre del corto plazo con la expectativa de la llegada de las vacunas. Lo que bien es cierto es que frente a estos retos estamos entrenados en versatilidad, recursividad y flexibilidad, gracias a las cuales terminamos 2020 con satisfacciones en medio de las adversidades y recibimos 2021 construyendo país desde nuestro sector, del que viven muchas familias colombianas.