Claudia Marcela Giraldo, directora ejecutiva de la Cámara Colombiana de Seguridad Privada.
Claudia Marcela Giraldo Directora ejecutiva Cámara Colombiana de la Seguridad Privada

El mercado lleva a la seguridad privada colombiana a un gran desafío en 2025

Claudia Marcela Giraldo (Cámara Colombiana de la Seguridad Privada) advierte sobre los efectos negativos que pueden tener para el sector tanto la reforma laboral como la cambiante demanda del mercado.

un vigilante de seguridad privada mira las imágenes de un monitor captadas por cámaras de videovigilancia

Al apostar por la vigilancia remota se corre el riesgo de perder empleo especializado en seguridad física.

Transitamos por el final de este año 2024, un periodo de grandes retos para la sostenibilidad de la seguridad privada colombiana y la celebración del Día Nacional de la Seguridad Privada. En estos días vale la pena reflexionar sobre el bienestar de quienes dependemos de esta industria; en especial de nuestros operativos, motivo de este merecido reconocimiento. Debemos pensar sobre los antecedentes y las consecuencias que se avecinan frente a lo acontecido.

Repercusiones de la reforma laboral en la seguridad privada colombiana

Este año trajo nuevas medidas y regulaciones en materia de reducción de la jornada laboral que suponen un incremento en el valor de la hora. Pero, además, la reforma laboral trae la intención de generar empleo en la seguridad privada colombiana abriendo un tercer turno. Se trata de una medida poco estudiada para este propósito debido a que el incremento del valor de la tarifa es tal que el mercado ha empezado a mirar sustitutos para el servicio de la seguridad física ante la imposibilidad de asumir estos costos.

Detengámonos en el caso del servicio de seguridad dirigido al sector residencial. Las noticias recibidas en las asambleas de copropiedad no fueron alentadoras, pues los anuncios de que el valor de las administraciones iba a tener un gran incremento no fueron bien recibidos. Especialmente en los sectores con menor poder adquisitivo (que son a quienes se quiere ayudar), pues, en algunos casos, el valor de las administraciones resulta equiparable al valor de los arrendamientos.

Esto, a su vez, resta atractivo comercial para las propiedades a la hora de vender o arrendar. Estamos viendo numerosos proyectos de conversión al modelo de vigilancia remota, monitoreo y este tipo de alternativas que incorporan inteligencia artificial (IA).

Vemos, pues, cómo una buena intención resulta contraproducente por tomar decisiones sin tener en cuenta las particularidades de la seguridad privada colombiana o por desconocimiento de este sector económico.

Por cada empleo que se quiere crear se podrían perder cuatro más. Mientras, tradicionalmente, dos guardas, un supervisor y el centro de monitoreo se han encargado de la seguridad de una infraestructura, ahora cabe la posibilidad, gracias a la tecnología, de que un guarda remoto en un centro de monitoreo vigile simultáneamente dos o más propiedades a menores costos para los clientes.

¿Quiénes resultarán afectados ante la cambiante demanda del mercado?

Seguramente, las organizaciones, buscando la sostenibilidad, deberán reorientar su recursos e inversiones. Y tendrán que empezar a mirar las herramientas que brinda la IA, pese a ser un sector de mano de obra por excelencia. Y aun frente a las advertencias técnicas y argumentaciones de estos cambios, estamos viendo cómo se cumple lo que suponíamos venir. Y no sólo en la seguridad privada colombiana, pues también está sucediendo en otras industrias del país.

El mercado está pidiendo otras alternativas favorables económicamente. Las conversiones son una realidad y ya lo están haciendo, están cambiando puertas manuales por eléctricas e instalando filtros de seguridad virtuales, rejas, exclusas, cámaras avanzadas, mecanismos de disuasión…

La comunidad se está adaptando a los nuevos recursos frente a los riesgos y la inseguridad creciente, están surgiendo nuevos servicios propuestos por el mercado, están buscando unirse para poder pagarlos sin prescindir de ellos y las industrias vamos transitando la ruta que nos marca el mercado buscando permanecer.

Así que el gran desafío para la seguridad privada colombiana y el país, y el gran interrogante para el año 2025, será cómo proteger el empleo, nuestra mano de obra que impacta a tantas familias, frente a la cambiante demanda del mercado.

¿Cómo podremos asumir con empatía esta contravención?

El reto para quienes marcan el rumbo del país será generar otro tipo de empleos que le permita a la población flotante encontrar un sustento digno, formal y legal como los que se hace difícil sostener.

Reconociendo la labor de nuestros guardas, y sabiendo lo que merecen ellos y sus familias, hacemos un llamado a la razón y al sentido común frente a una situación simple de entender: es mejor retomar el camino correcto que conducir rumbo al despeñadero.

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