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Primer cuatrimestre 2016

Opinión

artículo técnico

C

uando pensamos en prisiones,

de manera intuitiva nos imagi-

namos grandes muros, puer-

tas de acero, cámaras, etc., o nos figura-

mos algo parecido a Alcatraz. No obs-

tante, sería injusto desarrollar este tema

considerando únicamente las aristas

mencionadas. Es necesario que veamos

los centros penitenciarios como una

ciudad y, por supuesto, con todos sus

problemas.

Tradicionalmente, estas ciudades na-

cen teniendo en cuenta un principio

de seguridad de anillos y/o capas que

se sustenta tanto en la seguridad física

como en la electrónica. Pero sin los sis-

temas y subsistemas, esos anillos y/o

capas pronto generan situaciones de

riesgo, por lo que es necesario referirse

a otras aristas.

A lo primero que me referiré será a

los edificios, donde debe existir una

adecuada separación entre los blo-

ques destinados a los detenidos y los

dedicados a cuestiones administrati-

vas. A estos edificios se debe sumar la

incorporación de anillos físicos y ele-

mentos analíticos electrónicos con la

filosofía inversa para asegurar que na-

die salga de los mismos. A tal efecto,

la prisión, por el principio de capas, se

expande hacia afuera. Es decir, se crea

una zona de seguridad seguida por

los perímetros, con una zona muerta o

un área baldía, y una serie de barreras

hasta llegar a los edificios.

A esta combinación de anillos se le

incorporan puestos de control y vigi-

lancia, iluminación adecuada, alarmas

y sensores y, por supuesto, sistemas de

CCTV. La gran novedad robótica para

la seguridad en las cárceles ha sido la

incorporación de drones para llevar a

cabo no sólo patrullajes virtuales, sino

también para dar respuesta a situa-

ciones fuera de lo normal. Por ejem-

plo, han permitido reducir el contra-

bando e incluso inhabilitar otros dro-

nes manejados por bandas criminales

con nexos en el interior de los centros

penitenciarios.

El entramado de sistemas físicos y

electrónicos no cesa en los anillos ex-

ternos, haciéndose más complejo e in-

corporando controles de accesos –

que incluyen

software

para procesar los

eventos, tarjetas de proximidad, tecla-

dos, biometría, control de puertas, es-

clusas, torniquetes…–, sistemas de alar-

mas, brazaletes para prisioneros, inter-

comunicadores, sistemas de sonido o

de anuncios públicos, radios,

jammers

,

escáneres para detectar contrabando,

ondas milimétricas, rayos X, detectores

de metales o explosivos, unidades cani-

nas K-9, etc.

Todo lo descrito descansa en varios

principios fundamentales: la seguridad

del reo, la seguridad del personal que

trabaja en la prisión, la seguridad de los

visitantes y la detección oportuna de

una situación de riesgo. De igual ma-

nera, todos los anillos no deben depen-

der de un solo oficial; como mínimo,

han de ser duales y no tienen que exis-

tir zonas muertas o conos ciegos en el

sentido más amplio.

Sistemas y subsistemas

Pasando a los sistemas y subsistemas,

comenzaré con lo que considero uno

de los aspectos más importantes en

una cárcel: los regímenes. Tradicional-

mente, existen tres tipos: ordinario,

abierto y cerrado. No voy a explorar-

los en detalle porque sería necesario un

solo artículo para desarrollar este tema.

Pero el

core

de lo que significan lo re-

sumiría diciendo que estas reglas van a

coadyuvar no sólo en el desarrollo de

los protocolos de funcionamiento tanto

dentro como fuera de la prisión, sino

también en garantizar la convivencia

entre los reos y la reeducación y reinser-

ción de los mismos en la sociedad.

Para entender la profundidad de es-

tos códigos, me retraigo a mi carrera

policial, ya que me permitió visitar al-

gunas prisiones en Reino Unido, carac-

Pedro Barrueco Pérez

Director de Gestión de Riesgo de PanAmericano (Brink’s)

Seguridad en prisiones

Los profesionales de las cárceles deben

ser considerados recursos humanos de alta

cualificación, segregados de acuerdo a una

experticia y soportados por leyes orgánicas,

reglamentos, etc.